lunes, 23 de mayo de 2011

Creencias - Prejuicios Segunda Parte

El prejuicio es una característica humana que tiene sus orígenes en aspectos muy variados, tanto en condiciones psicológicas (cognitivas), como en características del medio en el cual la persona se desenvuelve. Si bien existen distintas explicaciones, ninguna alcanza por sí sola para dar cuenta suficientemente del fenómeno, por lo que se hace necesario considerar varias para entenderlo.


Existen algunas teorías tradicionales que explican el origen del prejuicio. Al comenzar el siglo XX surgieron algunas publicaciones según las cuales los prejuicios de grupos de raza aria, hacia las demás, eran producto de "la superioridad mental de la raza blanca". Posteriormente y, a la luz de estudios interdisciplinarios de tipo médicos, antropológicos y psicológicos, se comienza a explicar el prejuicio como una respuesta primitiva de los grupos, y no necesariamente basada en la realidad.

En la década del treinta el momento político y social que vivía Europa influye enormemente en los movimientos teóricos, surgiendo una nueva posición según la cual, el prejuicio era una patología basada en la personalidad. Adorno concluyó que la base del prejuicio era la personalidad autoritaria.


Según la Teoría de la personalidad autoritaria o intolerante (Morris y Maisto, 2001), los prejuicios son una expresión de la perspectiva desconfiada y rígida que tienen algunas personas de la vida, siendo estrictos seguidores de las reglas sociales y las jerarquías de la época.


La teoría de la frustración se basa también en la idea de que existe un componente personal en el prejuicio. Plantea que el prejuicio es el resultado de frustraciones que el grupo ha vivido, volcando temores e inseguridades del propio grupo hacia otros.

Existen algunos estudios que plantean que en épocas de crisis económica, algunos grupos excluidos desahogan su ira a través de actitudes prejuiciadas y conductas discriminatorias, hacia aquellos que se encuentran en una escala social menor o en situación de mayor vulnerabilidad.

Socialmente, el prejuicio también esta ligado con un conflicto de intereses (real o potencial). De alguna manera, el prejuicio también permite una preferencia en el acceso a oportunidades, dando prioridad al grupo interno antes que a los otros. Ejemplo, la discriminación a los extranjeros, porque se cree que su presencia disminuye la posibilidad de conseguir empleo.

Según teorías más modernas, el prejuicio tiene entre sus orígenes sociales más básicos la necesidad de diferenciarse del otro. Desde el momento en que surge la conciencia de que existen personas distintas a uno y grupos distintos al propio, se inicia el proceso de diferenciación.

Las personas organizan su medio de manera elemental, diferenciando por características esenciales a quienes se parecen a uno y a quienes son distintos, agruparse de acuerde a ciertas características y dejar de lado a otros individuos, con los cuales no se identifican.

En esta selección natural no necesariamente existe una mala disposición o actitud frente al otro grupo, sin embargo, de todas maneras existe una visión más positiva de la propia versus una actitud neutra hacia el grupo ajeno. A esto se llama sesgo de grupo, aunque no llega a ser prejuicio por no tener una connotación negativa, sin embargo, constituye un aspecto esencial en la explicación del prejuicio.

La diferenciación del grupo ajeno permite afianzar la identidad social del propio grupo, siendo este fenómeno fundamental para generar sentimientos nacionalistas o de apego familiar o institucional. Una forma de afianzamiento de la identidad grupal consiste en justificar las características positivas del grupo personal y desvalorizar las de otros.

El sentimiento de amenaza al estatus social que sienten algunos grupos frente a otros o bien la inseguridad de habilidades y conocimientos personales, son fuentes constantes de prejuicios. El prejuicio tiende a aumentar según el grupo vaya percibiendo que los demás pueden amenazar la integridad, estabilidad o unión del grupo; o bien, cuando existe una amenaza contra cualquier aspecto importante para el grupo, como características políticas, religiosas, económicas, lingüísticas. En definitiva, la necesidad de reafirmación de la autoestima del grupo ha impulsado el origen y el mantenimiento de los prejuicios.

Existen otros elementos para explicar los orígenes de los prejuicios, los cuales tienen una base más cognitiva (del pensamiento) que social. Veamos algunos aspectos más cognitivos del prejuicio.

Algunos autores vinculan el prejuicio con el pensamiento categórico, es decir, la capacidad para ordenar la realidad en base a categorías. Esta es una característica básica del pensamiento y del funcionamiento normal de los seres humanos.

La simplificación excesiva es un componente importante en la explicación del origen de los prejuicios. Cognitivamente, las personas tenemos la capacidad de completar información inexistente y simplificar información, de manera que sea más sencilla de entender.

No es posible que estemos constantemente analizando en profundidad toda las situaciones y buscando toda la información necesaria para completar los vacíos de conocimiento, pues sería agotador. Por ello, tendemos a simplificar nuestras visiones y también generalizar situaciones que parecen similares. Llenamos los vacíos de información con estereotipos.

Todo esto esta vinculado con inflexibilidad cognitiva, es decir, la incapacidad para cambiar los pensamientos o creencias que tiene la persona, de manera que se devalúa la información que es inconsistente con el estereotipo previo (Light, Keller y Calhoun, 1991).

Esto ocurre especialmente con estereotipos o conocimientos que han sido adquiridos durante la infancia y aprehendidos con tanta fuerza, por lo que es difícil que la persona cambie de opinión; generalmente los preceptos más difíciles de cambiar tiene además una base en las tradiciones culturales y costumbres familiares y / o sociales.

Para algunos psicólogos sociales, los prejuicios evidentes e incluso la discriminación, pueden estar relacionados con una necesidad de conformidad social; es decir, tener una actitud de conformidad ante lo que el grupo plantea y ser permisible a lo que los demás piensan. Ejemplo de esto, las discotecas que restringen el ingreso a personas con ciertas características, para mantener un público objetivo.

Los prejuicios, como aspectos enraizados en la ideología y estilo de vida de las personas, son difíciles de cambiar. La razón por la que he traído este tema es para que nos repensemos desde este conocimiento.

Todos los temas abordados en las últimas entradas: ideas, creencias, pensamiento positivo, pensamiento lateral, atención, ilusión, ... han sido para crear una apertura a la reflexión, para ser más conscientes sobre nuestra mirada del mundo, para preguntarnos quienes somos y porque somos como somos en él.

El pensamiento positivo implica cuestionar nuestros estereotipos, tener conductas más flexibles frente a los nuevos desafíos. Tener actitudes de apertura implica aceptar que hay cosas que tenemos que cambiar a la luz de estos conceptos, por obsoletas, se dijo: "No vivimos la realidad en sí, sino una elaboración mental de la misma".

Cuestionar nuestras creencias implica volvernos más libres y objetivos, nos permite vivir más ligeros de cargas inútiles y encarar el día a día con un grado de expectativa positiva.

Como siempre, si quieres ampliar este tema puedes recurrir a este sitio donde he ido para elaborar esta entrada.


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