sábado, 30 de julio de 2011

El Lenguaje - El Pensamiento

A pesar de las innumerables investigaciones realizadas, no se sabe con certeza cuándo y cómo nació el lenguaje. Esa facultad que el ser humano tiene para comunicarse con sus semejantes, valiéndose de un sistema formado por el conjunto de signos lingüísticos y sus relaciones. No obstante, por la observación de los gritos de ciertos animales superiores, algunos creen que tales gritos fueron el cimiento del lenguaje hablado.

Entendiendo el lenguaje como la producción y la percepción de un idioma, cabe decir que el lenguaje evoluciona en la medida en que lo hace la especie humana. El lenguaje humano tiene aspectos creativos e interpretativos que parecen marcar la diferencia con otros sistemas de comunicación, de otros animales.

El lenguaje entonces, es el medio de comunicación entre los seres humanos, a través de signos orales y escritos, que poseen un significado. Es también la capacidad humana que conforma el pensamiento o la cognición.

El lenguaje puede ser estudiado desde dos puntos de vista: según el uso o la estructura. Los estudios sobre el uso del lenguaje tratan sobre lo que dicen las personas, lo que piensan que dicen y lo que significa aquello que escriben o hablan para comunicarse.

Con respecto a la estructura del lenguaje, se estudia la estructura del texto y les preocupa la posibilidad de traducir una lengua. Se afirma que el lenguaje tiene tres niveles: sonidos, combinación de sonidos, para formar palabras, y combinaciones de palabras, para formar oraciones.

Pensamiento, etimológicamente se deriva de "pensare", que significa pesar, calcular, juzgar, meditar, ... y en este sentido expresa la actitud de examinar las cosas, los objetos, las circunstancias, etcétera, que nos rodean, y reflexionar sobre ellas. Aunque, en su uso común, el término puede poseer dos significados:

1.- Capacidad de resolver problemas y de adaptarse a la realidad.

2.- Actividad de concebir un proyecto en la mente, es decir, la actividad intelectual dirigida a meditar sobre nuestros propios contenidos mentales.

En la actividad intelectual dirigida a meditar sobre nuestros propios contenidos mentales, hay que distinguir entre los motivos que nos llevan a pensar y el fin que se pretende o se consigue con el pensamiento y la propia actividad de éste. La actividad de pensar puede deberse a los más diversos problemas y con ella podemos perseguir objetivos económicos, morales, artísticos, etcétera, pero una cosa son los motivos y los fines y otra muy distinta la actividad.

Al pensar, el ser humano se vuelve de espaldas a la realidad, prescinde de los motivos que le llevaron a pensar y se queda a solas con su propio pensamiento, para examinar sus contenidos conceptuales con el fin de encontrar una explicación dentro de sí, en su intimidad.

Pero cuales fueron los orígenes del pensamiento y como fue evolucionando en el tiempo. Podemos referir a un pensamiento arcaico o primitivo, que surge cuando el ser humano capta que es impotente frente a ciertos hechos o fenómenos de la naturaleza que indudablemente lo superan.

Los truenos, las tormentas, los rayos, los terremotos, los cambios climáticos le resultan incomprensibles. Entonces genera en su mente la noción de fuerza, de influencia externa. Estas fuerzas externas no pueden ser dominadas por él, y para explicarlas debe creer en la existencia de poderes.

La fuente de este límite es el miedo originado por los fenómenos que no puede manejar, y los atribuye a poderes. Éstos, personificados, van a crear la idea de los dioses y de la fuerza de los dioses.

El ser humano está bajo el poder de los dioses que gobiernan la naturaleza y que no comprende. Esta noción de gobierno, de que las cosas están de alguna manera regidas por algo, es la génesis de la idea de que existe un orden y de que alguien está manejando ese orden.

Las tormentas, los terremotos y todos los fenómenos naturales no son hechos naturales por si, sino que el ser humano necesita un esquema de explicación. Nace entonces este tipo de pensamiento. Atribuye estos fenómenos a los poderes y se encuentra aquí la génesis de la idea de Dios. Algo que está por encima de él, algo que no puede dominar: ésa es la idea básica del pensamiento primitivo y la aceptación lisa y llana de los poderes supra-humanos.

Luego pasa al pensamiento mágico. El pensamiento mágico significa un paso fundamental en el desarrollo del pensamiento abstracto. Es ir de la impotencia al intento de dominio. Aquí existe una de las génesis de la megalomanía (sentimiento de potencia y superioridad que no tiene fundamentos reales) humana basada en la voluntad.

El ser humano intenta dominar los poderes externos, esas fuerzas, para conseguir un beneficio para sí. Ese detenerse frente a las fuerzas, o poderes, sin miedo. Ese dominar el miedo es un paso gigantesco desde el punto de vista conceptual. El individuo se enfrenta con lo desconocido y le dice: "Yo te invoco para mí, en función de mi voluntad para que consigas lo que quiero lograr". Es el dominio de las fuerzas supra-naturales a través de una persona.

En el pensamiento mágico es fundamental el quién, dónde, cómo, y cuándo.

• El quién es básico. Cualquiera no puede tener la capacidad de manejar los poderes, debe ser alguien especial de la tribu, el chamán, o hechicero, que maneja las fuerzas del bien, o el brujo que maneja las fuerzas del mal.

• La manera con que se ejerce el poder requiere de un rito, el cómo, que es una manera especial de invocar a estos poderes.

• También interesa el dónde, porque los ritos se llevan a cabo en un lugar especial. No en cualquier lugar, no en cualquier momento.

• Los ritos sagrados siempre tenían su lugar y su época (el cuándo).

Del pensamiento mágico se pasa al pensamiento religioso y no a la inversa, porque lo religioso es la estructuración de lo mágico. Van surgiendo diferentes creencias y se van diferenciando unas de otras, y al igual que en el pensamiento mágico, los factores externos al individuo son la fuente u origen de las cosas.

Se cree en algo superior, que además de estar por encima del ser humano, lo esta también de la naturaleza y sus fuerzas. En el pensamiento religioso existe un ordenamiento y una jerarquización. El quién de lo mágico está depositado en el sacerdote; el dónde en una iglesia o templo determinado y jerarquizado. El cómo, o sea el ritual, está totalmente determinado y escrito, al igual que el cuándo, las fechas sagradas. Los dioses ya no son cualquiera, sino determinados dioses, o es un dios. Ésa es la diferencia básica.

Hay un intermediario, de nuevo, entre los seres humanos y los dioses, que ahora son el sacerdote, los oráculos, los ministros del dios. Y luego, algo más importante todavía, hay una base doctrinaria, o sea cierto atisbo racional que apoya lo religioso, como en el caso del catolicismo, Santo Tomás de Aquino, la Biblia , entre otras. En el caso de lo mágico, cuando murió el mago se acabó todo. En cambio, muere el Papa y se elige otro Papa. Hay una continuidad, también hay un control y un manejo del poder.

Finalmente se llega al pensamiento racional, cuyo origen se ubica en Grecia. Y comienza con un hombre, Tales de Mileto, que vivió entre el 624 y el 546 a .C., en Jonia. Tales busca el principio de la realidad última de las cosas, prescindiendo de toda fundamentación religiosa o mística. Busca la sustancia, el arkhé (del griego fuente, principio u origen) primordial, que es el origen de todas las cosas, aquello que es el fundamento de todo.

Rompe con el pensamiento religioso, mágico, místico. La pregunta "¿Por qué?" es fundamental para la ruptura con la explicación tranquilizadora de lo mágico, causada por los dioses. Aquí comienza lo que se llama el pensamiento racional.

La megalomanía del ser humano, empieza a crecer hasta su punto culminante: "Yo, Tales, busco el origen de las cosas. Y lo busco con un instrumento: mi pensamiento, mi razonamiento. No voy más allá de mí mismo. No voy a buscar en los dioses la explicación, la busco yo. El poder del conocimiento está en mí. La realidad está ordenada, responde a leyes que yo voy a descubrir; simplemente lo que tengo que hacer es observar, razonar y saber cuáles son estas leyes que gobiernan la realidad".

En el siglo VI a. de C. se presenta la escuela de Pitágoras, que se dedica a explicar todo a través de las matemáticas y números.

Entre los siglos V y VI a.C. aparece Heráclito de Efeso quien parte del dinamismo y movimiento del universo, pero también aparece Parménides quien sostiene una teoría contraria a la de Heráclito. Parménides tuvo dos discípulos Zenón de Elea y Milesso de Samos, quienes demostraron racionalmente la imposibilidad del movimiento ya que dijeron "de la unidad no puede surgir el pluralismo, porque supondría el paso del ser al no ser" es entonces cuando los filósofos admiten una pluralidad de realidades que existen desde siempre y que por lo tanto son eternas.

En el siglo V a.C. Anaxágoras parte de la teoría de Zenón y Milesso y concluyó que: "todo esta en todo y participa de todo". En el mismo siglo aparece Demócrito de Abderacon sus ideas sobre la doctrina atomista, que concebía el universo constituido por innumerables corpúsculos o átomos sustancialmente idénticos, eternos e indestructibles, que se encuentran en movimiento en el vacío infinito y difieren entre sí únicamente en cuanto a sus dimensiones, su forma y su posición.

A mediados del siglo V a. de C. en Grecia, sobre todo en Atenas, se empieza a producir la llamada Ilustración Griega, dentro de estas circunstancias se encuentran los Sofistas quienes partían del escepticismo (la verdad absoluta no existe) y a través de la palabra, no se puede llegar a la verdad. Todos estos planteamientos son los que se encuentra Sócrates, quien desarrolló la Mayéutica y abordó problemas sociales y humanísticos, lamentablemente este personaje no dejó ningún escrito pero lo que se sabe de el, es gracias a uno de sus discípulos Platón.

Platón crea su escuela en Atenas tomó como su arjé (de lo que están hechas las cosas, su estructura o material) el alma, Platón afirma que el ser humano posee tres almas que son las que dominan al cuerpo (el alma racional - razón -, alma irascible - fortaleza -, y el alma concupiscible - apetito -): de este mismo fundamento parte Aristóteles (discípulo de Platón). Aristóteles evalúa mas la parte gubernamental y el comportamiento del ser humano, ante el poder, llevando paralelamente sus estudios físicos, lógicos y matemáticos.

Aproximadamente en el año 1300 ó 1350 surge una crisis social, que lleva nuevamente a otro cambio ideológico causado por el descubrimiento de nuevos mercados y la creación de nuevas industrias, ya que surge el capitalismo, pero también en ese momento hay un gran avance tecnológico puesto que se crea: la brújula, el telescopio, la pólvora y la imprenta.

He mostrado la evolución del pensamiento desde el hombre primitivo, ya tienes el conocimiento necesario para preguntar ahora sí ¿ primero está el lenguaje o el pensamiento ?, eso intentaré responder en la próxima entrada, dejo que reflexiones sobre lo aquí apuntado.

Si quieres seguir leyendo sobre la evolución del pensamientos puedes ir a éste sitio.


jueves, 28 de julio de 2011

Amy una pena, todos perdimos

Con motivo de la muerte de Amy Winehouse, leí hace unos días, que unos "cómicos" brasileños se habían colado en su funeral y en verdad me pregunté dónde ha llegado el ser humano.

La muerte me parece una cosa sagrada, conlleva el respeto a la vida, y aún la muerte de alguien que no aprecie mucho me conmueve, reconociendo en ello mi propia finitud. No conocía a Amy Winehouse, había visto unas imágenes por televisión, un tiempo antes, cuando no pudo concluir su presentación en Belgrado.

Me cuesta entender que se crean "vivos" quienes entran en una ceremonia privada, dadas las circunstancias en que se dio esa muerte, y exhiban fotografías, realmente lamentable, todo esto me mueve a escribir estas líneas.

Como dije no había escuchado nunca a Amy Winehouse, sin embargo, y a raíz de su muerte, comenzaron a pasar sus temas y me enamoró su voz, lamenté no haberla descubierto antes.

Esta cantante de soul nació el 14 de septiembre de 1983, en el seno de una familia judía, en la que el jazz era el rey. Su padre Mitch era taxista y su madre farmacéutica. Su padre era un aficionado al jazz y sus tíos maternos, músicos profesionales.

Así refiere Yamila Trautman, en el sitio RollingStone, la vida y la carrera de Amy.

Amy Jade Winehouse había nacido el 14 de septiembre de 1983 en el seno de una familia judía del norte londinense, con una marcada propensión musical. Su profunda voz soulera, con un dejo vintage que le permitió ser comparada con gigantes como Etta James y Billie Holiday, cautivó enseguida a los ejecutivos de la discográfica Island, que se apresuraron a editar su primer trabajo, Frank, en octubre de 2003.

Amy tenía veinte años y ya era responsable de entregar al mundo un compilado de canciones increíbles, en tono jazzero, con letras densas y el toque mágico de sus cuerdas vocales, necesario para captar la atención de los oídos melómanos.

Pero a pesar de la calidad indiscutida de la fórmula Frank (su nominación al Mercury Prize y su entrada en los rankings británicos), fue su segundo trabajo el que la consagró para siempre como una de las cantantes más importantes e influyentes de la década pasada. Amy Winehouse llegaría hasta ese punto álgido al que todos los artistas apuntan, sí, pero aún no conocía el precio real de la ferocidad que convertirse en una celebridad implica.

Antes de Back to Black y de que todos tarareáramos y hasta intentáramos entonar alguno de los hitazos incluidos en su trabajo de 2006, pasaron cosas. En la época de Frank, Amy era una chica de rasgos fuertes y curvas voluptuosas. Hasta que los efectos de los excesos comenzaron a hacerse notar en su cuerpo: drogas, cantidades exorbitantes de alcohol y rumores de trastornos alimenticios la transformaron en esa pequeña y flaquísima persona que, paradójicamente, era capaz de movilizarnos con una sola nota emitida por su potente garganta. Aquella oscuridad quedaría reflejada en las letras de Back to Black, así como su negación a recibir ayuda profesional fue inmortalizada con ironía en "Rehab" y su imagen de chica problemática en "You Know I´m No Good", por ejemplo. Su acercamiento al soul la había ayudado a canalizar, a sublimar con honestidad brutal la negrura de una personalidad orgullosamente turbada.

Con Back to Black (que fue producido por Mark Ronson y Salaam Remi y resultó uno de los mejores álbumes de los 2000 para todas las publicaciones musicales) todo empezó a subir y a caer al mismo tiempo. Su carrera se elevaba, su nombre era pronunciado por todas las bocas del mundo, sus canciones escuchadas en todos los continentes y su look particular, con ese rodete gigantesco, sus carnosos labios rojos y sus tatuajes, ya había quedado estampado para siempre en todas las retinas. Pero Amy le agregaría una connotación cada vez más negativa a esa imagen de chica ruda al hacer de cada una de sus presentaciones en vivo una anécdota controversial. Subía borracha, seguía tomando, olvidaba las letras, balbuceaba, se perdía, se caía, tambaleaba. Cada show era un papelón y una sorpresa para su desconcertada audiencia.

Siguieron cancelaciones, más drogas, intentos fallidos de rehabilitación y más escándalos públicos, especialmente con el encarcelamiento de su prematuro (se casaron en 2007) y también problemático marido, Blake Fielder-Civil, con el que mantenía una relación violenta y harto destructiva. Divorcio, fotografías polémicas en los tabloides británicos, problemas graves de salud: seguir produciendo desde el epicentro mismo de ese infierno en el que la tríada sexo, drogas y rock and roll ya no podría resultar atractiva, parecía imposible. Y lo fue.

Esto debería ponernos a pensar, cómo se puede ayudar a quienes no pueden ayudarse a sí mismo. Es lamentable perder una vida tan joven, siento que cuando esto pasa perdemos todos.

Elijo quedarme con una imagen de ella interpretando la canción "You know I´m no good live", es un placer escucharla



La nota completa de Yamila Trautman puedes verla aquí.

martes, 26 de julio de 2011

El Lenguaje - Desarrollo idiomático - 2 / 2

Para concluir el artículo de Víctor Montoya sobre Desarrollo idiomático del niño, vamos a responder la pregunta propuesta al finalizar la entrada anterior. En la etapa del lenguaje egocéntrico se preguntaba ¿ qué se puede decir de la semántica ? y comenzaba diciendo que, los niños no conocen el significado completo de las palabras cuando comienzan a usarlas, sino tan sólo algunos de los rasgos del significado, que están también presentes entre los que los adultos poseen para esa palabra.

Los niños comienzan identificando el significado de la palabra con sólo algunos rasgos de carácter muy general y utiliza esos rasgos para decidir cuándo deben aplicar la palabra. Por consiguiente, si observamos la utilización que de ellas hacen podremos descubrir que comenten ciertos ‘errores’ en relación con el uso de los adultos y, asimismo, podremos llegar a establecer cuáles son los rasgos que están teniendo en cuenta". (Soto Rodríguez, P., 1986, p. 287).

Ahora bien, a pesar de que la comunicación entre el niño y el adulto resulta con frecuencia difícil, sabido es que el niño pequeño entiende mucho más de lo que expresa con palabras. Piaget explicó, con cierto criterio, que en el niño existe un idioma funcional, y que éste manifiesta por medio de símbolos en el juego y en los dibujos. Es decir, cuando un niño de cuatro años dice: "niño pelota", tiene en mente la representación conjunta que correspondería a "el niño tiene una pelota" o "este niño juega con pelota".

Asimismo, se debe considerar que existe un lenguaje activo y otro pasivo, entre los cuales el pasivo tiene un léxico más amplio que el activo, lo que les permite entender a los niños el código lingüístico de una persona proveniente de otro medio social diferente al suyo o a los autores de los libros infantiles.

Otro aspecto que aborda el artículo es lo referido a la relatividad del lenguaje, los niños del período preoperacional, así como no pueden diferenciar - ante un espejo - cuál es su brazo izquierdo y cuál su derecho, tampoco pueden diferenciar las connotaciones específicas de las palabras.

Los niños de tres y cuatro años interpretan los términos "más" y "menos" como sinónimos, generalmente con el significado de "más". A la pregunta: "Qué árbol tiene más/menos manzanas". Los niños responden como si supieran que "más" se refiere, igual que "menos", a la cantidad. Lo que hace suponer que los niños no entienden las connotaciones semánticas de las palabras "más" y "menos".

En el "campo semántico de los términos dimensionales incluye pares de adjetivos como grande-pequeño, alto-bajo, ancho-estrecho, etc. Se pueden considerar también como ejemplos de términos relacionados aunque a simple vista puedan no parecerlo. De hecho, cuando decimos que ’este niño es alto’ o ’este río es profundo’ estamos queriendo expresar que la altura y la profundidad son superiores a cierta norma con la que establecemos la comparación (...)

Por otra parte, como ya se apuntó anteriormente, los ’errores’ de los niños demuestran que los adjetivos más complejos se utilizan inicialmente como sinónimos del más sencillo. Es decir, ’alto’ o ’largo’ se considera sinónimo de ’grande’ y, de la misma manera, ’bajo’ y ’corto’ se consideran sinónimos de pequeño. Esta interpretación infantil de los términos sería un indicio de que han adquirido sólo los componentes más generales.

Este resultado, tan favorable a la hipótesis que estamos considerando, queda enturbiado por el hecho de que los niños no utilizan indistintamente los términos grande y alto a lo largo de distintas tareas, sino que seleccionan uno de ellos" (Soto Rodríguez, P., 1986, p. 292-293).

Y, claro está, si a un niño le cuesta resolver la diferencia existente entre "alto" y "largo", menos podrá resolver otros problemas que requieren una mayor reflexión, pues les resulta difícil comprender un razonamiento que se apoye en una comparación. Para un niño decir que algo es "más oscuro" significa que es "muy oscuro", y no solamente "más" que otro objeto. Ahora, si le pedimos que nos indique cuál de los objetos claros es el más oscuro, lo probable es que no responda, debido a la confusión que tiene.

El lenguaje de las aproximaciones no sólo es inherente en los niños, sino también en los adultos. El semiólogo italiano Umberto Eco, refiriéndose a las aproximaciones del lenguaje como a las paradojas de los relojes, dice: "Después de que los lógicos se preocuparon en hallar reglas matemáticas para construir proporciones no ambiguas, no sólo la lingüística, sino la propia lógica y la inteligencia artificial se han dado cuenta de que el lenguaje natural es el reino de las aproximaciones (...) Hace años que están efectuando investigaciones sobre lo que la gente piensa que es un ave. La gente piensa - por lo tanto los niños - que las aves vuelan y considera que los pollos son aves (...)

Sujetos sometidos a exámenes correctamente elaborados han revelado, durante los experimentos, que piensan que el águila es un ave, al igual que un pollo, pero que el águila es más ave que el pollo; de ahí que los lingüistas hayan establecido, por decirlo así, escalas de ‘pajaridad’ en las que el águila vale 10 puntos y el pollo uno (y creo que los búhos estaban en un escalón algo inferior al de los cóndores).

Resumiendo, nosotros hablamos siempre de manera aproximativa, y conseguimos entendernos sólo porque comparamos nuestras expresiones, fundamentalmente inexactas, con el momento en que las utilizamos, con la naturaleza del interlocutor, con lo que se dijo anteriormente y con el tema de la conversación presente".

Más todavía, en nuestra intercomunicación "nos salva nuestro ’más - o - menos’, pues de lo contrario seríamos todos como el Funes de Borges, el cual, debido a la exactitud de su percepción y de su memoria, no podía aceptar que el perro que había visto a las tres de perfil, pudiese ser el mismo que veía de frente, a las cuatro. Nos moriríamos, como él". (Eco, U., 1986, p. 1)

Otro aspecto digno de destacar es la relatividad del lenguaje respecto al tiempo y el espacio. Por ejemplo, si se le pregunta a un niño: ¿ A qué lado del camino está situada la casa, a la derecha o a la izquierda ?, éste no sabrá qué responder, puesto que los conceptos "derecha" e "izquierda" son relativos. La respuesta dependerá del lugar donde se haga la pregunta. Lo mismo que, "día" y "noche" son conceptos relativos, y no podrá contestar a la pregunta si no se indica el punto del globo terrestre respecto al cual gira la conversación.

Los términos "arriba" y "abajo" también son relativos respecto al desplazamiento de un cuerpo en el espacio. Así, si se tira una piedra desde un avión que vuela, la piedra caerá en línea recta respecto al avión, pero respecto a la tierra esta piedra describirá una curva denominada parábola. Por cuanto la curva geométrica de la curva por la que se desplaza un cuerpo tiene un carácter tan relativo como la fotografía de un edificio, igual que al fotografiar una casa por adelante y por atrás observaremos fotos diferentes.

Umberto Eco, refiriéndose a ciertos aspectos de la relatividad, dice: "Dos triángulos son semejantes si tienen tres ángulos, pero uno de los triángulos puede ser tan grande como una casa y el otro tan pequeño como un sello. Son igual si tienen iguales lados y el ángulo comprendido entre ambos. Pero, ¿ qué quiere decir ’igual’ ?. No quiero pensar en que sucedería si nos pusiésemos a examinar con el microscopio las líneas que forman sus lados (...)

Elaboramos esquemas que nos permitan tratar lo aproximado como si fuera exacto, pero pobre microbio, que, ante los dos triángulos, que para nosotros son iguales, tardaría un día entero en recorrer el perímetro del primero y un año en hacer lo mismo con el perímetro del segundo, sólo porque los trazamos con dos lápices diferentes y sobre papeles de gramaje distinto" (Eco, U., 1986, p. 1).

En consecuencia, los términos "derecha-izquierda", "arriba-abajo" y las dimensiones angulares de un objeto, no son absolutos sino relativos para un niño, dependiendo del punto del espacio desde el cual efectúa la observación. Pero, además, porque el niño tiene un léxico restringido y un pensamiento Ilógico, semejante a la del hombre primitivo.

El gramático Gili Gaya, en un estudio sobre el lenguaje infantil que realizó en Puerto Rico, ha constatado que el lenguaje de los niños en edad preescolar es escaso en número de adjetivos calificativos.

Antes de los siete años, la adjetivación valorativa de carácter estético se reduce a la oposición entre la pareja ’bonito-feo’. La calificación moral está limitada generalmente a la oposición entre ’bueno y malo’.

La adjetivación descriptiva (grande, azul, dulce, alegre, etc.) cuenta asimismo con un repertorio extremadamente pobre, que se amplía muy despacio, hasta el punto que, según mis datos, los niños de diez años no hacen más que doblar el promedio de adjetivos de uno afectivo entre los seis o siete, a pesar de que la influencia de la lectura y de la escuela harían prever una riqueza mayor de matices calificativos.

No es que los niños no reconozcan y entiendan mucho más; es que no los necesitan, y por esto no los emplean en su habla espontánea con otros niños. No los necesitan, porque calificar supone una actitud en cierto modo contemplativa, descriptiva, estática; y el habla infantil va ligada a la acción, y salta del sujeto al verbo, sin detenerse en las cualidades de las cosas (...)

Sorprende que entre 50 niños de cuatro a siete años la adjetivación valorativa de carácter estético se haya reducido a ’lindo, bonito, guapo y feo’, y en la de carácter moral no se haya registrado más que la pareja ’bueno y malo’. Se comprende que en la operación de estimar o desestimar, es decir, valorar cualidades aplicando a las cosas adjetivos más o menos abstractos, el repertorio infantil sea muy escaso.

Pero es más sorprendente todavía que la falta de matices alcance también a la adjetivación descriptiva. En el conjunto de 50 transcripciones hemos registrado los siguientes casos, además de los ya mencionados: ADJETIVO DE TAMAÑO: grande, chiquito, gordo, bajito, alto, largo. ADJETIVO DE COLOR: blanco, negro, prieto, brown (castaño), colorado, rojo, azul, verde, verdoso (una sola vez), amarillo. OTROS ADJETIVOS CALIFICATIVOS: sucio, cojo, solo, bravo, contento, alegre, serio, triste, dulce" (Gili Gaya, S., 1972, p. 14-15 y 48-49).

Por último el artículo refiere al aspecto lúdico del lenguaje, cómo los niños juegan con el lenguaje, no sólo para su apropiación, sino también creando un léxico propio, continúa entonces en estos términos.

La literatura infantil, a partir de la Segunda Guerra Mundial, es más fiel al desarrollo idiomático del niño. No usa el lenguaje retórico, la sintaxis intrincada ni la semántica abstracta, sino un lenguaje depurado de toda complejidad estilística.

Uno de los mayores aportes a la literatura infantil es el juego de palabras que la escritora sueca Astrid Lindgren introduce en su narrativa, una actitud recreativa del idioma infantil que le permite llegar tanto a los niños como a los adultos, puesto que "Pippi Calzas Largas", la pequeña protagonista de trenzas tiesas y carita pecosa, construye su mundo a partir de su propio nivel lingüístico (Edström, V., 1983, p. 13).

Incluso la incorporación de palabras desconocidas, o no reconocidas por la Academia Sueca, hacen de sus libros joyas fascinantes para los niños, quienes, de un modo natural, incorporan diversos giros idiomáticos en sus juegos. De ahí que cuando las niñas conversan en "lenguaje secreto", invirtiendo letras y sílabas, no hacen más que trastocar las palabras que, una vez incorporadas a su léxico, constituyen interferencias válidas en su discurso comunicativo.

El "trastrueque" de la sintaxis es otra las manifestaciones de la fantasía infantil y una de las maneras de buscar los efectos cómicos en el lenguaje oral. Así, "te daré un pedazo de leche y un jarro de pastel" o "Caperucita roja se comió al lobo feroz", son oraciones comunes que se escucha en boca de quienes, imbuidos en su actividad lúdica, son capaces de trastocar las reglas gramaticales y las leyes específicas de la realidad.

Para terminar quiero dejar el siguiente vídeo, por tierno y ameno, donde un padre, jugando con las palabras si no, convence a su niño para ir caminando en lugar de usar el auto.



Interesante cómo vamos incorporando el lenguaje en nuestra vida, entiendo que ahora contamos con una información valiosa para comunicarnos mejor con los niños, para acompañarlos en el aprendizaje de la lengua, al tiempo que podemos aprender a jugar con las palabras, para incentivarlos a explorar las diferentes formas de expresarse.

Esta entrada fue conformada con el artículo: "El Desarrollo idiomático del niño", escrito por Víctor Montoya y que puedes consultar aquí.


lunes, 25 de julio de 2011

El Lenguaje - Desarrollo idiomático - 1 / 2

Retomando el desarrollo idiomático del niño, artículo donde Víctor Montoya describe las etapas que atravesamos para adquirir el lenguaje, toca ahora referir al Período de las preguntas filosóficas. A partir de los cuatro años, el niño formula preguntas en procura de obtener información.

Es muy probable que el niño de cinco o siete años se haga preguntas filosóficas (sin saberlo), o haga comentarios de carácter filosófico, como cualquier adolescente, pues muchas de estas preguntas ingenuas forman parte de la naturaleza de la filosofía; preguntas que los adultos, incluso los colegiales, intentan explicar cuando abren su primer manual de filosofía; preguntas que muchas veces son complejas para los adultos, pero naturales para los niños.

Valga citar el siguiente ejemplo: una niña de nueve años le pregunta a su padre: "¿Existe Dios?. El padre le contesta: "No estoy muy seguro". Entonces la niña replica: "Tiene que existir, porque tiene nombre", como recordando que todo lo que tiene un significado tiene un significante.

En el período en el cual los niños creen que todas las cosas tienen un fin, y que todo está hecho por el hombre y para el hombre, preguntan: "¿Por qué?", "¿Quién?", "¿Cómo?"... Preguntas que no siempre son fáciles de responder. Y aunque cada niño tiene su propia explicación para cada cosa, a veces, hacen preguntas que requieren una explicación física (¿Por qué brilla el sol?, ¿Por qué llueve?); otras una explicación biológica (¿Qué hace que crezca mi hermano?, ¿Por qué envejece uno?); otras una explicación psicológica (¿Por qué estás triste?, ¿Cómo se siente un enfermo?).

Como los niños no discriminan las preguntas al igual que los adultos, pueden lanzar preguntas espontáneas sobre los fenómenos naturales: los volcanes, el viento, la lluvia; preguntas sobre cómo era papá o mamá cuando eran pequeños o, simplemente, "¿Cómo entra el bebé en el vientre de mamá?", Y, sobre todo, cuando la madre da una respuesta que no le satisface.

Aumenta luego el vocabulario y las dificultades gramaticales. A partir de los cinco años, el niño habla con cierta fluidez, perdiendo paulatinamente la articulación infantil, y da respuestas cada vez más ajustadas a lo que se le indaga.

A los seis años es consciente de los colores y las formas geométricas, y utiliza correctamente las partículas gramaticales; empieza a formar oraciones más complejas y bien estructuradas, incluso frases subordinadas y condicionales. Pero, a pesar de que la estructura y la forma del lenguaje está completa, sigue sin comprender las palabras cuya semántica le exige un razonamiento lógico o abstracto.

El niño, en el transcurso de su desarrollo, puede pensar sobre un número cada vez más amplio de objetos y hechos y, por lo tanto, amplia el contenido de lo que quiere expresar. Si a los dos meses comienza la explosión en el desarrollo idiomático, marcado por un rápido aumento del vocabulario primero, y por la aparición de combinaciones de dos o más palabras, a los seis años el niño conoce alrededor de 14.000 palabras; un aprendizaje que no es fácil de precisar, ni siquiera partiendo de una perspectiva conductista.

La estructura gramatical de la lengua (no la gramática adulta que, por supuesto, dominará con el tiempo) determina qué oraciones se van a generar en cada una de las etapas de su desarrollo cognoscitivo.

Cuando el niño domina la forma o formas adultas de un aspecto del lenguaje, suele simplificarlas y adaptarlas a su propia gramática. No obstante, a medida que va aumentando su vocabulario, sabrá reconocer dónde empiezan y terminan las palabras de su lenguaje; paulatinamente irá teniendo conocimiento de las categorías gramaticales, reconocerá los sustantivos y los verbos (aun sin saber cuál es el sustantivo y cuál es el verbo), y, además, aprenderá a combinar estos elementos gramaticales en una sintaxis coherente.

Con todo, durante el proceso de aprendizaje idiomático, los niños se enfrentan a una serie de dificultades que están en relación con su capacidad perceptiva e intelectual. Así, en el período preoperacional (entre los dos y siete años) tienen dificultades para conjugar los verbos en tiempo pasado y futuro, por eso hablan en tiempo presente como tiempo vivencial.

No son capaces de distinguir verbalmente entre el pasado y el futuro, que están más allá de su propio tiempo. Por ejemplo, el subjuntivo se (érase) es sólo de carácter literario, y no se presenta casi nunca en los niños de edad preescolar, y en los niños del período de las operaciones concretas (entre los siete y nueve años) se registran sólo en sus ejercicios de redacción (como imitación de los libros), pero no así en sus conversaciones espontáneas.

El empleo del tiempo futuro en gramática es raro antes de los siete años y poco frecuente entre los siete y doce años, y raro hasta los doce años de edad. "El pluscuamperfecto (había hablado) es esporádico hasta los siete años, y raro hasta los diez. No llega a consolidarse hasta los diez u once años, con diferencias individuales según el grado de instrucción escolar y el medio familiar en que viven los niños: Supone un escalonamiento relativo de las acciones pasadas, que la mente infantil no necesita en su comunicación espontánea, aunque lo entiende cuando lo oye a los mayores. No hay que decir que el pretérito anterior (hube contado) no existe para el niño, ni para el adulto que no haya recibido instrucción literaria de nivel elevado; y aun así no se usa más que en la lengua escrita" (Gili Gaya, S., 1972, p. 107).

Los niños que se encuentran en el período de las operaciones concretas, o del realismo ingenuo, hacen su exposición en tiempo pasado, o en el tiempo del distanciamiento concreto. Entienden el significado de "ayer", "mañana", "verano", "ya", "espera", etc. En el lenguaje infantil no figuran las preposiciones (ante, bajo, tras, etc.), por cuanto se debe considerar que el lenguaje infantil será siempre diferente al de los adultos.

Otra de las características idiomáticas de la primera infancia es el llamado " lenguaje egocéntrico ". Hasta antes de que los niños ingresen en el período de las operaciones concretas, hablan para sí (monólogo), como si comentaran su propia actividad, y conversan con otros niños sin escucharse los unos a los otros y sin esperar respuesta a lo que dicen.

Se puede constatar que la conversación en un niño del período preescolar gira en torno a su propio "yo", pues el pronombre "yo" y el posesivo "mío" son palabras indispensables en su expresión egocéntrica. De otro lado, la fluidez del lenguaje interior presupone no sólo un tipo particular de actividad lingüística, sino también la habilidad de utilizar selectivamente los recursos idiomáticos más adecuados para expresar una idea cabal.

"El lenguaje interior se manifiesta como una fase de la planificación en la actividad teórica y práctica (por ejemplo, nosotros antes de escoger uno u otro camino para llegar al lugar necesario, ‘discutimos’ con nosotros mismos hasta aclarar porqué un camino es mejor que otro), o como una fase en la realización del plan, sobre todo en algunos tipos complejos de actividad teórica, por ejemplo, cuando nosotros resolvemos un problema matemático difícil, también aquí estamos ‘deliberando’ con nosotros mismos". (Petrovski, A., 1980, p. 199).

Una vez superado el período en que se manifiesta el lenguaje egocéntrico, el niño da un salto hacia una socialización idiomática.

Según Jean Piaget - a diferencia del psicólogo ruso L. Vigotski, quien sostiene la teoría de que el lenguaje egocéntrico no es más que una etapa de transición del lenguaje social al lenguaje propiamente individual -, el lenguaje del niño se desarrolla del lenguaje egocéntrico (para sí) al socializado (para los demás). "Le guste o no, el niño comienza a ver su relación con los demás como recíproca, y no unidireccional. Descubre que sus pensamientos no son necesariamente iguales a los de los demás. La actividad social y el marco lingüístico dentro del que opera presionan sobre él, y ajusta sus pensamientos de acuerdo con ellos. Comienza a verse a sí mismo y al mundo que le rodea desde otros puntos de vista" (Richmond, P-G., 1981, p. 51).

¿Qué se puede decir sobre la semántica? Todo aquél que haya tenido o tenga relación con niños pequeños sabe que las connotaciones semánticas de las palabras no significan lo mismo para ellos que para los adultos, porque el desarrollo semántico está íntimamente ligado al nivel de madurez cognoscitivo del individuo. De modo que, como ya se dijo, "los niños ‘no’ conocen el significado completo de las palabras cuando comienzan a usarlas, sino tan sólo algunos de los rasgos del significado que están también presentes entre los que los adultos poseen para esa palabra.

Seguiré en próxima entrada sobre la semántica, relatividad del lenguaje y el aspecto lúdico del lenguaje. Resulta admirable la síntesis que logra imprimirle a esta descripción. Fuente Sincronía 2002, que puedes consultar aquí.


El Lenguaje - Desarrollo idiomático - Introducción

Retomando el tema del lenguaje, dije en entrada anterior que el lenguaje es el primer patrimonio familiar que recibe el recién nacido, a quien le acompaña desde la cuna hasta la tumba, y es la herencia que transmite a su descendencia.

Otro artículo de Víctor Montoya, sobre el lenguaje, llama mi atención, ya que describe las diferentes etapas que el niño atraviesa en la adquisición del lenguaje. Aquí transcribo parte de ese artículo, para ilustrar algo que damos por hecho, y sin embargo, resulta interesante darse cuenta cómo se va desarrollando.

El niño, apenas nace, grita porque tiene hambre, dolor o molestias. Los gritos se diferencian y los padres aprenden a diferenciar los gritos, para saber qué es lo que tiene o quiere. "Con un grito entra el niño en la vida - dice Otto Elgelmayer -

Las expresiones sonoras durante los primeros días y semanas (mezclados con gritos, más tarde sonidos y gorjeos), que ocupan en un principio la mayor parte de la vigilia, son acciones instintivas tan certeras en su aspecto funcional como el mamar" (Elgelmayer, O., 1970, p. 112)

El desarrollo del lenguaje infantil, en el período prelingüístico (aproximadamente hasta los cinco meses), se manifiesta a través de ruidos y balbuceos; un gesto que, si el niño está alegre, se transforma en risa. Durante las primeras semanas, el niño emite sonidos que sirven como señales en su ámbito y aprende a identificar la voz humana.

En la etapa del balbuceo comienza a articular sonidos aislados, a manera de garabato verbal. A los dos meses es capaz de diferenciar las voces de su entorno, y los sonidos fuertes de los débiles. Más después produce todos los sonidos que puede emitir la voz humana y enlaza sílabas con vocales abiertas (a, e, o), consonantes explosivas (p, b, d) y consonantes nasales (m, n).

La primera vocal que aprende es la (a) y la consonante (b, d, m y p) cuya unión forman las sílabas: ba, da, ma y pa. De ahí que la primera palabra que cae de su boca, como un fruto maduro, es la palabra "mamá", cuya pronunciación conlleva varios significados: "mamá, mira"; "mamá, lleva"; "mamá, viene"; "mamá, ¿dónde estás?"; y así sucesivamente.

Cerca de los seis meses aparecen las llamadas "pseudo palabras", compuestas de algunas sílabas unificadas por el acento, la entonación y una articulación única. El cambio cuantitativo y cualitativo en el lenguaje del niño, entre los ocho y doce meses, se refleja en el surgimiento de un fenómeno lingüístico que se podría denominar "fonética sintagmática". Es decir, "se reproduce la estructura sonora de la palabra", o solamente el esquema silábico de la palabra acentuada, sin intento alguno de aproximación al sonido real (ejemplo ‘nanana’ por ‘medicina’).

Característica particularmente esencial de este período es la arbitrariedad del lenguaje (que; por lo demás, no se extiende a la pronunciación de sonidos aislados). En este período los sonidos adquieren una característica relevante, o sea que la composición sonora del lenguaje del niño es correlativa a la composición sonora del idioma correspondiente". (Petrovski, A., 1980, p. 201)

En el período "mono-verbal", tanto en lo fonético como en lo semántico, el niño produce palabras onomatopéyicas, que expresan deseos y hechos concretos, ya que el desarrollo idiomático y motriz están interrelacionados.

Después aprende a pronunciar palabras compuestas por los sonidos reflexivos. Este aprendizaje se realiza sin que el niño se dé cuenta de ello, repitiendo las palabras que escucha en su entorno. Estas palabras, que en principio no tienen sentido para el niño, cobran poco a poco su significado real.

La primera palabra que cae de su boca, como un fruto maduro, es la palabra "mamá", cuya pronunciación conlleva varios significados: "mamá, mira"; "mamá, lleva"; "mamá, viene"; "mamá, ¿dónde estás?"; y así sucesivamente, como ya se dijo. "Desde el punto de vista ’lógico-conceptual’, las frases mono-verbales, según su función de denominación y juicio, son conceptos universales, esquemas lingüístico-conceptuales, análogos a los esquemas gráficos en los comienzos del dibujo infantil. Así, ’guau-guau’ es un concepto universal de todo lo que tenga cuatro patas; ’auto’, de todo lo que rueda; ’hombre’, de todo lo que muestre una cara humana" (Elgelmayer, O., 1970, p. 115).

En el período de la "palabra-frase", en que las palabras aisladas expresan, ante todo, un estado afectivo, el niño utiliza la misma palabra de forma sobreextendida o ampliada, en virtud de que no conoce el significado completo de las palabras cuando comienza a usarlas, sino sólo algunos de los rasgos del significado, que están también presentes entre los que los adultos poseen para esa palabra.

Los niños, a diferencia de los adultos, comienzan identificando el significado de la palabra con sólo algunos rasgos de carácter general, como quien llama "perro" a todo animal que tiene cuatro patas y "auto" a todo objeto que tiene cuatro ruedas. Asimismo, cabe recordar que el niño, antes de aprender el lenguaje, forma conceptos en torno a las peculiaridades funcionales de los objetos que le rodean. Estas características incluyen el sentido de utilidad de cada objeto, (muñecas sirven para jugar, ropas para vestirse) y las acciones que realizan (los animales se mueven, las personas hablan).

El niño, sobre la base de su propia experiencia, establece un núcleo de significado de carácter funcional, al que le concede un término lingüístico. Sin duda, los primeros rasgos que los niños parecen tener en cuenta son fundamentalmente de carácter preceptivo, puesto que las sobre extensiones parecen basarse en el movimiento, forma, tamaño, sonido, sabor y textura. Este hecho no indica que los niños sean incapaces de distinguir perceptivamente los objetos a los que se refiere, sino simplemente, que no respetan las taxonomías de los adultos cuando comienzan a aprender el significado de las palabras.

El niño entre los dos y los tres años concentra todo su interés en la adquisición de un léxico cada vez más amplio, una "herramienta prodigiosa" que le permite representar y designar los objetos de su entorno, con alrededor de 1.100 vocablos adquiridos en este período de su desarrollo lingüístico.

A la acumulación y ampliación de este caudal léxico contribuyen directamente los primeros intentos, que lleva a cabo él mismo, para ordenar y estructurar su lenguaje. A diferencia del período de la "palabra-frase", puede ya expresar un juicio o una observación, y abre las puertas poco a poco al relato expositivo.

Articula oraciones en un estilo telegráfico efectivo, compuesto por dos o más palabras, para expresar y controlar sus necesidades corporales. En sus oraciones aparece un sustantivo, un pronombre, un verbo, un objeto, y puede completar con un artículo o complemento. Sin embargo, no domina aún el lenguaje. Sólo una o dos frases, de cada cincuenta, pueden considerarse oraciones completas.

En la etapa del "realismo mágico" (de los cuatro a los seis años), los niños gustan de los cuentos de hadas. Descubren la connotación semántica de las palabras. Sus oraciones son extensas, aunque simples, presentan preposiciones y declinaciones para precisar las personas, el lugar, el género y número.

Es normal que en este período, conocido también como la "edad interrogativa", el niño empiece a acosar a sus padres con preguntas referidas a los objetos: "¿Quéseso?" (Qué es eso). Después con preguntas acerca de los elementos que tienen vida propia: personas, animales, vegetales, etcétera.

De una manera didáctica y simple, Víctor Montoya nos describe cómo el niño va adquiriendo el lenguaje, falta para completar esta descripción, referir a los diferentes períodos, al aumento del vocabulario y las dificultades gramaticales, a la relatividad del lenguaje y el aspecto lúdico del lenguaje, pero esos serán tema de otra entrada.

Esta entrada la conformé recurriendo al artículo "El desarrollo idiomático del niño" de Víctor Montoya, que puedes encontrar aquí.


Vídeos en Tilf Shift

Hoy he tomado contacto con vídeos que utilizan la técnica Tilf Shift, y como me fascina el resultado, no puedo menos que compartirlo para que tú también puedas disfrutarlo.

En una entrada anterior mostré la diferencia entre la técnica llamada Time Lapse y la llamada Tilf Shift, técnicas utilizadas para hacer vídeos.

Time Lapse es una secuencia rápida de imágenes y puede ser conformada con fotografías tomadas desde el mismo lugar, en diferentes momentos; la Tilf Shift es un efecto que se le imprime a las fotografías, para simular que es una miniatura, como si fueran tomas de una maqueta, prescindiendo de manipulaciones y pos-procesados.

Aquí traigo vídeos utilizando la técnica Tilf Shift, primero este vídeo del Museo Marítimo de Ciencia en Tokyo, Japón.


Fantástico, sigamos disfrutando de estos vídeos, el siguiente describe el movimiento de una ciudad, sus automóviles, ... adyacente a un río, con el movimiento de sus barcos, ... mejor mirá.


Y finalmente, el realizado desde el edificio más alto de Japón, (tiene setenta plantas y mide 295.80 metros) ubicado en Yokohama. Hay un observatorio en el piso 69, llamado Sky Garden, desde el que se puede apreciar una panorámica de 360 grados de la ciudad. No más charla, mira el vídeo.


Me encanta esta técnica, los resultados están a la vista y la musicalización, excelente.


viernes, 22 de julio de 2011

El Lenguaje - Innato o adquirido

Terminaba la entrada anterior preguntando si el lenguaje era innato o adquirido, y mostré que hay controversia acerca de esta cuestión. En la lingüística existe una disputa entre el empirismo (enfatiza la experiencia) y el nativismo.

El nativismo sostiene que la capacidad de ver, oír, pensar y hablar son actos innatos o genéticos. En cambio los empiristas o conductistas están convencidos que el niño aprende a hablar porque imita a los adultos - sobre todo a la madre - y porque precisa manifestar sus necesidades y deseos.

Antes de continuar se hace necesario aclarar la diferencia entre la lengua y el habla. El lenguaje esta compuesto de reglas sociales comunes que incluyen lo siguiente:

- Significado de las palabras (por ejemplo: "estrella" se puede referir a un objeto brillante en el cielo nocturno o a una actriz célebre).

- Creación de nuevas palabras (por ejemplo: amigo, amistoso, enemigo).

- Combinación de palabras (por ejemplo: "Patricia entró a la nueva tienda" en vez de "Patricia tienda entró nueva").

- Combinaciones de palabras apropiadas a cada situación dada ("¿Podría mover el pie, por favor? podría convertirse con rapidez en "Por favor, mueva el pie, que me está dando un pisotón!", si la primera petición no produce resultados).

Mientras que el habla es el medio oral de comunicación. El habla esta compuesta de los siguientes elementos:

- Articulación: la manera en que se produce los sonidos (p. ej., los niños tienen que aprender a producir el sonido de la "s" para poder decir "sol" en vez de "tol").

- Voz: el uso de las cuerdas vocales y la respiración para producir sonidos (p. ej., se puede abusar de la voz si se la usa demasiado o si se la usa de manera incorrecta, y esto puede causar ronquera o pérdida de la voz).

- Fluidez: el ritmo al hablar (p. ej., la disritmia o la tartamudez pueden afectar la fluidez de expresión).

Cuando una persona tiene problemas para entender a los demás ( lenguaje receptivo), o para expresar pensamientos, emociones e ideas ( lenguaje expresivo), esa persona presenta un trastorno del lenguaje.

Cuando la persona no es capaz de producir los sonidos del habla correctamente o con facilidad, o tiene problemas de la voz, se dice que presenta un trastorno del habla.

Otra cuestión que vale decir antes de continuar es acerca del origen del lenguaje, es una encrucijada hasta el día de hoy y se han postulado una serie de teorías de cómo el hombre llegó a comunicarse de esta forma, dentro de las que destacan:

- Origen Onomatopéyico: dice que el lenguaje humano nace cuando el hombre imita los sonidos que escucha, los que produce la naturaleza: ruidos de animales, truenos, mar, etc.

- Imitación: propone que el hombre sin querer comenzó a mover los labios y trasladó los gestos a articulaciones fonéticas.

- Elaboración de Conceptos: afirma que el hombre tuvo la necesidad de nombrar las cosas que le rodeaban y que relacionó sonidos a elementos.

Conocer el porqué existen tantos idiomas (o lenguas) también ha implicado un misterio, pues se desconoce con certeza la causa de la existencia de variados sistemas lingüísticos. Sin embargo, hay una ciencia que estudia lo relacionado con el lenguaje: la Lingüística y ésta ha agrupado a los idiomas teniendo en cuenta la genética, es decir, considerando las lenguas que provienen de una raíz común. De esta forma, podemos clasificarlas en: Indoeuropeas, Camítica y Semítica, China-Tibetana, Negro-Africana y Americana.

Volviendo a si el lenguaje es innato o adquirido, según los empiristas, el niño aprende el idioma de la misma manera que otras destrezas físicas y mentales. Es decir, mediante la llamada "conducta operante", que está determinada por la influencia de factores externos o adquiridos y no así por medio de factores innatos o genéticos.

Así como los empiristas están convencidos de que el niño aprende a articular y combinar sonidos, los nativistas y los psicólogos del Gestalt, rechazan la teoría de que el entorno social sea el único factor determinante en el desarrollo idiomático, ellos están convencidos que el habla es un don biológico con el cual nacen los humanos, y que la experiencia cognitiva es apenas un estímulo para su desarrollo posterior.

De esto se desprende que el psicólogo Arnold Gesell, a diferencia de John B, Watson y Brurrhus Skinner, sostenga la concepción de que gran parte del desarrollo lingüístico del individuo está determinado por factores de maduración interna, y no por las simples influencias del entorno social.

El desarrollo idiomático del individuo, en consecuencia, no se puede explicar desde la "psicología del aprendizaje" o conductismo, sino desde la perspectiva biológica; más aún, si se considera el complicado proceso lingüístico que se genera en el cerebro humano. Según J. Jackson (1835-1911), "cada función realizada por el sistema nervioso es garantizada no por un grupo reducido de células, sino por una complicada jerarquía de niveles de la organización fisiológica del sistema nervioso.

En otras palabras, para que la persona pronuncie una palabra, no es suficiente con que se activen el grupo de células de la corteza de los hemisferios del cerebro ‘responsable’ de esto… En la gestación de la palabra participan, según su naturaleza, estructuras ‘profundas’, diversos mecanismos cerebrales…

En el mantenimiento de los procesos lingüísticos toman parte tanto los más elementales mecanismos fisiológicos, del tipo ‘estímulo respuesta’ (E-R), como mecanismos específicos que poseen estructura jerárquica y exclusivamente características para las formas superiores de actividad lingüística".

Para el pensador y lingüista norteamericano Noam Chomsky - padre de la "gramática generativa" -, el idioma es una suerte de computadora que funciona de manera automática, como los procesos de asociación antes de pensar.

Chomsky plantea la teoría de que el niño tiene una programación genética para el aprendizaje de su lengua materna, desde el instante en que las normas para las declinaciones de las palabras, y la construcción sintáctica de las mismas, están ya programadas genéticamente en el cerebro.

Lo único que hace falta es aprender a adaptar esos mecanismos gramaticales al léxico y la sintaxis del idioma materno, que, en el fondo, es una variante de una gramática que es común para todas las lenguas, sin que esto quiera decir que exista - o existió - una lengua madre universal" de la cual derivan todos los idiomas hasta hoy conocidos (Jeffmar, C., "Moder Utvecklingspsykologi", 1983, pág. 66).

El segundo análisis crítico lo dirige Chomsky contra el behaviorismo o conductismo, que contempla el comportamiento lingüístico como un conjunto de estímulos y respuestas (E-R) o, lo que es lo mismo, contra una concepción externa de la lengua. Si el dualismo fue catalogado de error, el conductismo fue considerado irracional, además de igualmente erróneo.

El concepto de que el lenguaje sea algo adquirido del entorno social contrasta con la teoría defendida por los nativistas, según la cual el lenguaje es un producto interior de la mente/cerebro del hablante, independiente de las experiencias y los conocimientos adquiridos del entorno social por medio del proceso de aprendizaje.

Con todo, tanto las teorías chomskianas y nativistas han sido motivos de controversias, sobre todo, cuando los empiristas y behavioristas, que no aceptan la existencia de una gramática innata y programada en el cerebro humano, señalan que las diferencias gramaticales existentes entre los idiomas son pruebas de que el lenguaje es un fenómeno adquirido por medio del proceso de aprendizaje.

Noam Chomsky, por su parte, responde que estas diferencias se presentan sólo en la estructura superficial de los idiomas, pero no en la estructura profunda. Es decir, si en la estructura superficial se advierte las diferencias gramaticales de los distintos idiomas, en la estructura profunda se advierte una gramática válida para todos los idiomas, pues cada individuo, al nacer, posee una gramática universal que, con el tiempo y gracias a un contexto social concreto, se convierte en una gramática particular.

Asimismo, aparte de las dos teorías mencionadas, se debe añadir la concepción de los "interrelacionistas", quienes consideran que el lenguaje es un producto tanto de factores innatos como adquiridos, ya que el lenguaje depende de impulsos internos y externos, que están determinados de antemano, lo que presupone la preexistencia de sentimientos y pensamientos.

Al faltar los conceptos internos - por diversos motivos - falta también la facultad del habla, como en los recién nacidos o en los impedidos mentales. Pero para hablar, además de un contenido psíquico mínimo, hace falta el estímulo externo, el impulso de expresarse y hacer partícipes a los demás de nuestros estados de ánimo.

De ahí que el estudio del desarrollo idiomático del individuo es tratado no sólo por la psicolingüística, sino también por la sociolingüística, que estudia cómo el idioma influye y es influido en la interrelación existente entre el individuo y el contexto social, habida cuenta que el lenguaje, además de ser un código de signos lingüísticos, es el acto de expresar ideas y sentimientos mediante la palabra; más todavía, cuando el lenguaje es el primer patrimonio familiar que recibe el recién nacido, a quien le acompaña desde la cuna hasta la tumba, y es la herencia, a veces la única, que transmite a sus descendientes.

Como puedes ver, que el lenguaje sea innato o adquirido es motivo de controversia, sin embargo, se pueden inferir los múltiples campos que involucra el conocimiento del habla, del lenguaje y por añadidura el abordar el aspecto del pensamiento.

Esta entrada es continuación del trabajo de Victor Montoya sobre Lenguaje y Pensamiento que puedes consultar aquí y también, para ilustrar mejor el tema consulté ¿ Qué es el lenguaje ? ¿Qué es el habla ? y El lenguaje humano.

lunes, 18 de julio de 2011

El Lenguaje - Introducción

He traído diferentes miradas sobre la visión humana, según Beau Lotto "aprendemos a ver", desarrollamos mecanismos para relacionar la información retinal. Vimos el ojo humano y su funcionamiento, aprendimos de la capacidad de fusionar, mediante la estereopsis, que nos permite ver en tres dimensiones, de la visión cromática, gracias a los conos y bastones.

Otro medio para relacionarnos con el entorno, definirlo y explorarlo es el lenguaje, que pese a las innumerables investigaciones realizadas, no se sabe con certeza cuándo y cómo nació, esa facultad que el hombre tiene para comunicarse con sus semejantes, valiéndose de un sistema formado por el conjunto de signos lingüísticos y sus relaciones.

Traigo aquí un trabajo de Víctor Montoya sobre el origen del lenguaje, donde comienza diciendo que aunque muchos investigadores han tratado de encontrar una respuesta a esta cuestión, sus resultados no pasan de meras especulaciones. No obstante, por la observación de los gritos de ciertos animales superiores, algunos creen que tales gritos fueron los cimientos del lenguaje hablado.

Desde el punto de vista antropológico y etnológico, es indudable que el lenguaje articulado constituye una de las manifestaciones características que separan al hombre de los seres irracionales. Los seres irracionales expresan y comunican sus sensaciones por medios instintivos, pero no hablan, a diferencia de los seres dotados de conciencia.

Por lo tanto, si tuviésemos que añadir un sexto sentido a los cinco tradicionales, sin duda alguna éste sería el habla, ya que la lengua, además de servir para el sentido del gusto y otras funciones cotidianas, tiene la aplicación de emitir sonidos articulados, una particularidad que, como ya fue dicho, nos diferencia de los animales inferiores, con los que compartimos: vista, oído, tacto, olfato y gusto.

Por otra parte, el animal no es capaz de planificar sus acciones, puesto que toda su conducta instintiva está determinada por su sistema de reflejos condicionados e incondicionados. La conducta humana, en cambio, se define de forma absolutamente diferente.

La situación típica del individuo es el proceso de planteamiento y solución de tal tarea por medio de la actividad intelectual, que se vale no sólo de la experiencia individual, sino también de la experiencia colectiva.

Consiguientemente, el hombre, a diferencia de los animales inferiores, sabe planificar sus acciones, y el instrumento fundamental para tal planificación y solución de las tareas mentales es el lenguaje. Aquí nos encontramos con una de sus funciones más elementales: la función de instrumento del acto intelectual, que se expresa en la percepción, memoria, razonamiento, imaginación, etc.

Los primeros signos articulados por los pitecántropos, que habitaron en Asia y Africa, data de hace unos 600.000 a. de J.C. Después vinieron otros homínidos cuya capacidad craneal, superior al "Homo erectus", les permitió fabricar utensilios rudimentarios y descubrir el fuego, pero también idear un código de signos lingüísticos que les permitiera comunicar sus sentimientos y pensamientos.

Durante el paleolítico (aproximadamente 35.000 a. de J.C.), tanto el "Hombre de Neandertal" como el "Hombre de Cro-Magnon" dan señales de que poseían un idioma comunicativo y una anatomía equiparable a la del hombre moderno.

Quizás éstos sean algunos posibles "momentos" en la evolución del lenguaje humano, desde la remota época en que el "Homo sapiens" hacía simples gestos acompañados de gritos o interjecciones -a la manera de ciertos animales-, hasta la descripción oral de los objetos que le rodeaban y la designación de ideas mediante sonidos que suponían el aumento de la capacidad de abstracción; un periodo en el que nacen las primeras lenguas, coincidiendo con el desplazamiento de los hombres primitivos.

Con el transcurso del tiempo, los hombres primitivos empezaron a vivir en pequeños grupos familiares, usando un lenguaje que era de uso exclusivo del grupo, con palabras que expresaban una idea común para todos.

Poco a poco se fueron reuniendo en comunidades más grandes, formando tribus y poblados. Algunos grupos se desplazaron a lugares más o menos lejanos buscando nuevos territorios donde se podía encontrar caza y pesca, mientras otros se trasladaron en busca de regiones más cálidas, generalmente junto a los ríos, donde construyeron sus chozas y consolidaron su lengua materna.


Valga aclarar que si los habitantes de un lugar carecían de relaciones con los de otros, no es nada probable que usaran el mismo lenguaje para comunicarse entre sí, lo que hace suponer que desde el principio hubo varias lenguas, y no una sola "lengua madre" como generalmente creen los defensores del mito bíblico sobre "La Torre de Babel".

La filología comparada, en su estudio sobre las relaciones entre las diversas lenguas, no ha logrado encontrar ninguna esencialmente primitiva de la cual provengan todas las demás.

Los antropólogos, etnólogos y lingüistas, desde Luis Heyre (1797-1855) hasta la fecha, han realizado profundas investigaciones en procura de averiguar la posible existencia de un primitivo origen del lenguaje, estableciéndose diferentes hipótesis encaminadas unas a las relaciones psicofísicas entre las sensaciones de la visualidad y las auditivas; otras, tomando como fundamento de la formación natural del lenguaje, la evolución progresiva impuesta por el entorno social, y motivado por las necesidades del ser humano.

Pero los más destacados psicólogos y lingüistas -a la cabeza de Antoine Meillet (1866-1936)-, han llegado al reconocimiento de que hallar un lenguaje primitivo único es un problema insoluble, por lo que se limitan a clasificar las lenguas y señalar las raíces de las que consideran más primitivas.

En cualquier caso, se debe añadir que la evolución del lenguaje ha sido paralela a la evolución del hombre desde la más remota antigüedad. Los idiomas que abundan en la actualidad, agrupadas en las ramas de un mismo tronco lingüístico, siguen causando controversias entre los investigadores, puesto que el estudio del origen del lenguaje es tan complejo como querer encontrar el "eslabón perdido" en el proceso de humanización de nuestros antepasados.

Una sociedad, por muy organizada que esté, es incapaz de fijar definitivamente el lenguaje, porque éste se forma progresiva y gradualmente, por lo que no existe ninguna lengua que pueda llamarse completa por no existir ninguna que exprese todas nuestras sensaciones y todas nuestras ideas.

No obstante, el humano, como cualquier ser social por naturaleza, necesita relacionarse con sus semejantes, hablando y escuchando, y el principal instrumento de comunicación es el lenguaje, cuyo sistema, constituido por signos verbales o palabras, hace que los individuos se entiendan entre sí.

De no existir el lenguaje, tanto en su forma oral como escrita, sería más difícil la convivencia social y más primitiva nuestra forma de vida. Además, gracias al lenguaje ha sido posible lograr grandes éxitos en el conocimiento y dominio de las fuerzas de la naturaleza.

Cave preguntarse: ¿ el lenguaje es innato o adquirido ?, a ello Montoya dice: en la lingüística, como en otras ciencias del conocimiento humano, existe una disputa entre el empirismo (enfatiza la experiencia) y el nativismo (nativo, del lugar). El nativismo sostiene que la capacidad de ver, oír, pensar y hablar son actos innatos o genéticos. En cambio los empiristas, a la cabeza de los behavioristas o conductistas, están convencidos de que el niño aprende a hablar porque imita a los adultos -sobre todo a la madre- y porque tiene necesidad de manifestar sus necesidades y deseos.

Según los empiristas, el niño aprende el idioma de la misma manera que otras destrezas físicas y mentales. Es decir, mediante la llamada "conducta operante", que está determinada por la influencia de factores externos o adquiridos, y no así por medio de factores innatos o genéticos.

Así como los empiristas están convencidos de que el niño aprende a articular y combinar sonidos, los nativistas y los psicólogos del Gestalt, que rechazan categóricamente la teoría de que el entorno social sea el único factor determinante en el desarrollo idiomático, están convencidos de que el habla es un don biológico con el cual nacen los humanos, y que la experiencia cognitiva es apenas un estímulo, para su desarrollo posterior.

De ahí que el psicólogo Arnold Gesell, a diferencia de John B. Watson y Brurrhus Skinner, sostiene la concepción de que gran parte del desarrollo lingüístico del individuo está determinado por factores de maduración interna, y no por las simples influencias del entorno social.

He mostrado hasta aquí los comienzos del estudio del lenguaje, tomado del trabajo de Montoya titulado: Lenguaje y pensamiento, puedes consultarlo aquí.