jueves, 24 de noviembre de 2011

Conocerme desde mi hacer

Para comenzar quiero contarte una vivencia personal para, desde ella, encarar la reflexión de hoy. Siempre tuve facilidad para las matemáticas, no hubo, en todo mi trayecto de escolarización, un tema, en esa área, que me resultara difícil resolver o entender.

Siempre significo un juego apasionante y divertido, captaba de primera lo nuevo que me enseñaban, me sentía una exploradora en los territorios matemáticos, por así decirlo.

Dada esta facilidad era frecuente la presencia de compañeras de colegio en mi casa, o bien para resolver ejercicios, o bien para tratar de entender un tema nuevo, tanto de matemáticas como de física, igualmente divertida para mi.

Desde muy joven tuve la sensación que la dificultad esta en mirar prejuiciosamente el aprendizaje que queremos aprehender. De movida aquellas compañeras aducían: "es difícil", "no se entiende", ... y cualquier comentario que intentara hacer, para que no se condicionaran a priori, caía en saco roto, indefectiblemente la respuesta era: - claro porque a vos no te cuesta - y entonces abandonaba cualquier otro comentario, resultaba estéril.

Esta visión explica para mi, el hecho de que muchas veces etiquetamos las cosas como "difíciles" para justificar la falta de voluntad para volverlo por lo menos manejable, voy a poner un ejemplo así se entiende a lo que apunto.

Si nos daban un problema del tipo: Fuiste con dos amigas a la casa de tu abuela, quien tiene árboles frutales en su patio trasero. Recogieron manzanas, de las que comieron una cada una y convidaron también con una a tu abuela, que aceptó de buen grado. Las manzanas que entre todas comieron representa un tercio del total de las recogidas. De las restantes, la mitad se llevaron tus amigas y tu te quedaste con cuatro. ¿ Cuántas manzanas recogieron en total ?.

Era un problema sencillo, pero antes de siquiera intentar entenderlo comenzaban a preguntarse ¿ cómo se plantea la ecuación ?, o bien apelaban a las bromas para dilatar el abordaje, comentarios como: mira que me importa que hace esta niña con la abuela, sus amigas y las manzana ... risas, risas, ...

Y la cosa no pasa por recordar cómo se platea la ecuación, sino en imaginar la situación, tratar de visualizarla, luego se buscará la forma matemática de expresarla. Muchas veces queremos resolver las cosas como nos dijeron, o suponiendo, sin muchos argumentos, que encontraremos la respuesta haciendo esto o lo otro, como se suele decir: "de taquito", sin prestar la mínima atención. Es apelando a nuestra intuición, a nuestra imaginación como encontramos respuestas, aunque a veces parezcan disparatadas.

Cave aclarar aquí, que en estas materias era buena, pero en las restantes era "normalita, normalita", y en castellano francamente "malita, malita", las faltas de ortografía eran terribles, daban pena.

Todos tenemos áreas que no manejamos, que nos desafían a buscar nuevos enfoques, para tratar de mejorar. En mi caso lo logré con muchas horas de lectura. Resulta que el colegio notificó a mis padres del problema que tenía con la ortografía, de modo que me pusieron a estudiar las reglas ortográficas, aunque lo hice, lo cierto es que no lo hice de buen grado, mi amor propio se había sentido un tanto resentido, pero no tanto, y si con esto superaría el problema, bueno me dije: hagámoslo. Por supuesto, no dio grandes resultados, porque mi interés era de medio para poco, sin embargo, con el tiempo entendí que sembré las bases para mejorar.

Al atravesar la universidad, soporté "estoicamente" las bromas de mis compañeros que leían mis apuntes de clase, y creo que fue allí que tome real conciencia de la importancia de escribir correctamente, entonces puse más atención al hacerlo, con lo cual logré una mejora sustancial.

Trabajar con las ciencias duras es grato para mi, siento que entro a un espacio de conciencia diferente, es abstracción pura, sin embargo, al cabo de años en ese terreno sentí la necesidad de abordar otros campos del saber, surgió la necesidad de saber más sobre mi misma y las circunstancias que atravesaba, entonces me aboque a estudiar Psicología Social, poder entender muchas cosas propias y del entorno, me resultaba atrayente y despertaba mi curiosidad.

Sin embargo, el enfoque de los conocimientos era diferente, comencé a moverme en un terreno nuevo, todo resultaba novedoso, porque mientras en las matemáticas o física las cosas son de una manera determinada, en humanidades un mismo acontecimiento o circunstancia puede tener varias miradas diferentes.

Al tiempo que mi curiosidad aumentaba, mis ansias por saber me atrapaban en horas de lectura, aprehendí que cuando uno hace las cosas con pasión y gozo todo se vuelve ligero, sin esfuerzo, sin darnos cuenta vamos corrigiendo las falencias, y poco a poco dominamos el hacer.

Sucedió que sin ser consciente de ello, mis escritos se volvieron más ajustados, en cuanto a la ortografía, al tiempo que disfrutaba escribir. Comprendí también que cuando le ponemos pasión y gozo al hacer, los resultados llegan, más fácilmente.

Cuando todo nuestro ser esta conectado con lo que estamos haciendo, estamos en el aquí y ahora, entonces disfrutas haciendo tu tarea, un día te sorprendes al darte cuenta, que aquello que tanto te condicionaba, ya forma parte del anecdotario de tu vida.


Para terminar voy a aclarar cuantas manzanas recogieron aquellas niñas, de modo tal, que puedas tu también entender, como se encuentra el número matemáticamente.

Si indicamos con X el total de manzanas recogidas, entonces X representa el número a determinar. Cuando en el problema se dice que: comieron una cada una y que representan el tercio del total, matemáticamente se indicaría así: X/3

Si el total es X y se comieron el tercio de las manzanas recogidas, queda claro que es X/3.

Luego dice: del resto, que no es otra cosa que, el total menos un tercio del total: (X - X/3), la mitad se llevaron tus amigas, lo que se expresa como 1/2.(X - X/3) y a ti te quedaron 4 manzanas.

Entonces la ecuación a plantear tiene esta forma: X/3 + 1/2.(X - X/3) + 4 = X

O sea, el tercio que comieron, más la mitad del resto, más cuatro que te quedaron a ti, suman el total de las manzanas recogidas, para mi resulta simple. Una vez planteada la ecuación, la resuelves aplicando las reglas de la suma algebraica, con lo cual obtendrás el valor de X , que para este problema resulta igual a 12.

A veces, porfiamos en la búsqueda de soluciones que nos hace dar muchas vueltas alrededor de las mismas cosa, porque estamos condicionados por nuestros pre-juicios. Convendrá en esos casos dejar el problema de lado, poner nuestra atención en otra parte, al hacer esto logramos desenfocarnos del abordaje anterior, y muchas veces, al volver encontramos el modo de resolverlo.

Entiendo que enfrentar lo nuevo muchas veces implica un desafío, pero si transformamos los inconvenientes en medios para agudizar nuestro ingenio, nos volveremos más sutiles en la apreciación del día a día.


Meditar - A practicar

Siempre he dicho que no es lo mismo aprender que aprehender, bueno como últimamente he venido marcando la importancia de estar en el Aquí y Ahora, la mayor parte del tiempo, y que un modo de lograrlo es: meditando, en esta entrada voy a unir ambos aspectos.

Aprender lo entiendo como incorporar una serie de conceptos sobre un tema determinado, memorizar, retener y comprender el tema, mientras que aprehender es hacer propio ese nuevo conocimiento, es asir, tomar, es decir, atravesar la experiencia, vivir en "carne propia", de ser posible, eso que pretendo asimilar.

Decía en Realidad - Por qué meditar que: La mayoría de nosotros estamos dominados, la mayor parte del tiempo, por nuestros pensamientos y emociones. Esto nos lleva a pensar que somos estos pensamientos y sentimientos. Meditación es el espacio de simplemente ser, sólo experimentando.




También se dijo allí "Los métodos de meditar son técnicas o herramientas para crear un ambiente interno que nos desconecta del cuerpo-mente, y uno simplemente es".


Meditar consiste, en principio, en observar tu respiración.

se dijo también allí: porque "El cuerpo siempre está aquí y ahora, la mente no está nunca aquí y ahora, ése es todo el conflicto. Tú respiras Aquí y Ahora, no puedes respirar lo de mañana y no puedes respirar lo de ayer. Tienes que respirar en este momento, pero puedes pensar en lo de mañana y puedes pensar en lo de ayer".

Teniendo todos estos datos presentes quiero compartir este vídeo, que ha llegado a mis manos, para que experimentes por ti mismo, la idea de lo que puede significar si meditas frecuentemente, con regularidad en el tiempo.




La práctica es una manera de aprehender sobre Meditar, de sentir qué te pasa cuando lo haces. Es un ejercicio sencillo, mostrado de una forma didáctica y amena, y como te insumirá muy poco tiempo, ... pues a practicar.



lunes, 21 de noviembre de 2011

El Tiempo - Experiencias de vida

En varias entradas anteriores he referido al tiempo, desde una mirada filosófica a una mirada innovadora por cierto de Tolle, que nos habla de El poder del Ahora, sin embargo, para poner en perspectiva nuestra propia experiencia en relación al tiempo, aquí traigo dos historias de vida que pueden contribuir a repensar nuestra propia experiencia.

La primer historia tiene que ver con desactivadores de bombas que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial. Por su tarea quedaron profundamente marcados, sin embargo, algunos alcanzaron más de noventa años de edad, con una “lujuria insólita” por la vida, una actitud que según el reportero que hizo la nota para La Vanguardia, Geoffrey Smith, a comienzos de 2009, atribuye al resultado de haber arriesgado sus vidas a diario durante años. “Sabían que la vida era hermosa, porque en cualquier momento se la podían haber quitado, sabían el valor de cada minuto de vida”.

La segunda historia la relata el doctor Oliver Wolf Sacks en su libro "La isla de las cicas", donde expone sobre una extraña enfermedad neurológica que afectaba a una paciente, llamada Eufrasia, que pasaba todo el día postrada en una silla, completamente paralizada, hasta que las enfermeras le administraban su dosis diaria de L-dopa.

Esta pequeña cantidad de medicina le proporcionaba sus únicos veinte minutos de vida normal en todo el día, que la mujer trataba de aprovechar frenéticamente para contar y hacer todo lo que había estado planificando, durante las largas horas de parálisis.

Antes de continuar con el relato cave decir que, entre 1917 y 1928 cinco millones de personas en todo el mundo se contagiaron, de manera fulminante, de una misteriosa enfermedad, identificada como “encefalitis letárgica”, que dejó a un tercio de los afectados postrados de por vida e incapacitados para moverse.

En el verano de 1969, un joven médico de Nueva York creyó encontrar una solución, Oliver Wolf Sacks, neurólogo inglés que ha escrito libros sobre sus pacientes, donde describe sus casos con poco detalle clínico, concentrándose en la experiencia fenomenológica (vivencia subjetiva) del paciente. El caso de Eufrasia le recordaba su experiencia en Despertares, libro que fue llevado al cine.

Volvamos a la historia, “Catorce minutos después de haber recibido su L-dopa”, explica Sacks, “Eufrasia saltó de repente y se puso de pie con tanto ímpetu que tiró la silla hacia atrás, se precipitó hacia el corredor y empezó a hablar por los codos con todo el mundo; era una conversación animada, casi incomprensible, pues se atropellaba tratando de decir todo lo que deseaba manifestar, pero no podía, mientras estaba paralizada”.

“Pero aquella mujer que era un torrente de vida”, prosigue, “al cabo de veinte minutos, con la misma brusquedad con que había salido de su estado original, volvió a él, y tras bostezar repetidamente, quedó sumida en una completa parálisis”.

Lo angustioso del caso, si lo pensamos un poco, no es sólo que Eufrasia tuviera el resto del día para planificar todo lo que iba a hacer y decir durante sus escasos veinte minutos de vida real, sino el hecho de que sus planes se vieran frustrados, día tras día, por la propia angustia de conocer que el tiempo, para realizarlos, era limitado.

Tal vez, salvando las distancias, nos ocurre un poco a todos como a Eufrasia, que nos pasamos la vida amontonando hermosos planes en la cabeza, sueños inaplazables que nunca realizaremos, porque nos falta tiempo.

Para que entonces perdernos en el pasado, con recuerdos quizás no muy gratos, o imaginando un futuro por el que poco hacemos por materializarlo. Sólo disponemos del Aquí y Ahora, es lo único cierto que tenemos.

Para terminar te dejo estos dos símbolos: el de la izquierda Koko: "este lugar", el de la derecha Ima: "este momento" - Aquí y Ahora.



Esta entrada contiene parte de la nota realizada por Antonio Martínez Ron, que titula "Veinte minutos en la vida de Eufrasia".


domingo, 20 de noviembre de 2011

Time lapse reflejando el mundo de hoy

En Vídeos - Time lapse - Tilt Shift referí a dos técnicas que actualmente se utilizan para realizar vídeos con fotografías. Aquí traigo dos vídeos empleando la técnica Time Lapse, es decir utilizando una serie de fotografías, tomadas desde un mismo lugar, con un intervalo de tiempo determinado, y luego ensambladas, logrando resultados sorprendentes.

El primero se hizo con una cámara a bordo de la Estación Espacial Internacional, uniendo más de 600 fotografías, produciendo un recorrido completo al planeta, que incluye sistemas tormentosos, luces nocturnas de ciudades, auroras, ... en un minuto damos una espectacular vuelta al mundo.




Este vídeo lo extraje de Amazings que puedes consultar aquí.

Otro vídeo que quiero que veas es el que realizó Gerarld Donovan, con una cámara Canon 5D Mark II. El 11 de noviembre de 2011 apuntó al Hotel Burj Khalifa (el edificio más alto del mundo) y sacó una foto cada 30 segundos, durante 24 horas.

Eso dió como resultado un total de 2880 tomas que compiló en dos minutos, para que tengamos éste espectacular Time Lapse de Dubai, por si todo volaba por los aires es de suponer, ya que se había vaticinado el fin del mundo para ese día. Comentarios al margen, mira el resultado aquí, donde lo he visto hace unos días.

Con creatividad y ganas de compartir se pueden lograr vídeos asombrosos ¿ no te parece ?






Estar en el Aquí y Ahora

En varias entradas he referido ya a la importancia de estar en el aquí y ahora, la mayor parte del tiempo, es un tema esencial para comprendernos, para conocernos.

Eckhart Tolle ha escrito un libro llamado El poder del Ahora, es un libro, como dice en la contraportada, con el poder de cambiar vidas, de despertarnos para comprender plenamente quiénes somos.

De lectura apasionante, si te interesa indagar sobre tu ser, te hará más consciente de como los pensamientos invaden tu ahora, te entretienen o anclan en la mente, desviándote de tu esencia.

En el siguiente vídeo Tolle en persona habla de cómo romper el hábito de pensar demasiado, es realmente muy rico y didáctico al mismo tiempo.





Para ampliar un poco el pensamiento de Tolle te invito a ver el siguiente vídeo, es un extracto de su libro El poder del Ahora.




Si tienes interés en leer el libro de Eckhart Tolle, El poder del Ahora puedes hacerlo aquí donde podrás también descargarlo si lo deseas.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Intuición o Suposición

Siguiendo con el tema de los Esquemas Mentales cabe preguntarse: - cuando decimos mi intuición me dice ... ¿ es en verdad intuición o suponemos que tal cosa es de determinada manera? -, veamos lo que dice Juan Antonio Currado, psicólogo argentino, al respecto.

Cuando suponemos algo … estamos evocando (consciente o inconscientemente) algún recuerdo que tiene alguna similitud con lo que está sucediendo en el presente; a partir de una experiencia previa particular, hacemos una generalización que puede ser asociada y aplicada a un hecho actual.

Hay veces en que una suposición se presenta disfrazada de intuición.

La intuición es un saber instantáneo, directo; no requiere de información previa, no esta mediado por ningún tipo de razonamiento ni deducción. En cambio, en la suposición interviene el pensamiento, el razonamiento, la reflexión.

Ejemplos de suposiciones hay montones a cada instante, uno sencillo: Caliento agua para prepararme un té y escucho el ruido que hace la pava cuando el agua alcanzó la temperatura deseada; a partir de esa experiencia particular hago una generalización que me permite entender que cada vez que escucho el mismo ruido significa que el agua ya está lista para preparar otro té.

El suponer es útil y económico. Su utilidad consiste en permitirnos disponer de sin números de experiencias colectivas e individuales almacenadas en nuestra historia cultural y personal. Su economía radica en que podemos proveernos de información apropiada procedente del pasado, en lugar de derrochar energía y tiempo haciendo un largo recorrido de ensayos, cada vez que queremos lograr algo.

La suposición lleva implícita alguna hipótesis, o sea que provisionalmente estoy estableciendo algo como valido hasta tanto la experiencia confirme o niegue su validez. Dado que la confirmación o negación de lo supuesto depende de lo que resulte de la experiencia presente, la funcionalidad del supuesto requiere del estar abierto a lo que acontece en el aquí y ahora, de manera tal que la información del pasado y la del presente se enriquezcan mutuamente.

Gracias a la información atesorada en el pasado vamos auto definiendo los propios puntos de vista, las creencias y los conocimientos con los cuales armamos el modelo del mundo a partir del cual basamos las suposiciones.

Lo aprendido puede facilitar el seguir aprendiendo o puede obstaculizarlo. Cuando la información que emana del presente deja de nutrir a lo que se aprendió en el pasado, entonces hacemos oídos sordos a lo nuevo que nos trae el presente y quedamos escuchando sólo las voces del pasado; la validez del supuesto deja de ser una hipótesis a confirmar o negar, y se transforma en un hecho inapelable.

El supuesto se convierte en disfuncional cuando nos alejamos de la posibilidad de ir experimentando las cosas tal como son, y nos ensimismamos en el como pensamos y creemos que son; entonces la suposición deja de ser útil y económica para ser inútil y costosa, porque la información que teníamos queda cristalizada, y su inadecuación al presente nos cuesta un sin fin de problemas.

Todos nos manejamos con suposiciones, de hecho suelen haber muchos supuestos en las relaciones entre las personas. Cuando las suposiciones son funcionales, todo marcha de maravillas.

Por ejemplo: Supongo que a mi pareja le va a gustar un obsequio sorpresa que tengo para él, y su evidente alegría al momento de abrir el regalo confirma la validez de mi suposición.

Las cosas se complican cuando confundo lo obvio (lo que se manifiesta externamente) con lo que pienso y/o siento respecto de lo obvio (lo que se manifiesta internamente); en tales casos la suposición se cierra en sí misma y deja de ser una hipótesis a confirmar para transformarse en una certeza que prescinde del aval de las pruebas.

Veámoslo con otro ejemplo: Carlos le habla a Eduardo y mientras que lo hace nota que Eduardo mira reiteradas veces para otro lado en lugar de mirarlo. Esto le recuerda a Carlos una penosa experiencia de su pasado en la que a quien le hablaba realmente no le interesaba lo que él le decía, por esto que en vez de mirarlo se distraía con otras cosas; así es que motivado por aquella experiencia previa y prescindiendo en el presente de alguna prueba emite el siguiente veredicto:

a Eduardo no le interesa lo que estoy diciendo

y reacciona en consecuencia. En este caso, lo obvio es que Carlos habla y que Eduardo mira hacia otro lado. Cuando Carlos supone que el significado de la acción de Eduardo es que a éste no le interesa lo que le esta diciendo, en realidad eso es lo que siente y piensa respecto de lo que observa. Aquí es cuando la experiencia de su universo interno reemplaza la experiencia del universo externo, entonces la suposición adquiere categoría de concluyente afirmación.

Es contraproducente olvidar las experiencias vividas en el pasado; pero si se circunscriben la riqueza de los matices del universo presente sólo a las experiencias pasadas: quedará un universo de pobres matices.

Si ante un hecho presente se activa internamente una emoción y/o pensamiento que tiene su origen en el pasado, puede que ocurra porque hay alguna “herida” abierta que esta pidiendo que la ayuden a “cicatrizar” o que esa “herida” ya haya sanado y que este disponible como aprendizaje para no “chocar dos veces como la misma piedra”. Sea cual sea el caso, es útil reconocerlo y es legítima su presencia. Pero, no obstante, esto no da derecho a reducir el significado de la experiencia de la otra persona al significado de mi propia experiencia.

Siguiendo con el ejemplo de la persona que no es mirada cuando habla, en base a su experiencia previa puede suponer un significado al hecho de que no lo miren, pero es muy probable que se haga daño a sí mismo (al otro y a la relación) el dar por sentado que el que no sea mirado signifique con certeza lo que él supone que significa.

En base a la experiencia previa puede hacerse suposiciones a modo de hipótesis, pero sin olvidarse de confirmarla o rectificarla lo más objetivamente posible conforme todos los datos presentes. La tarea consiste en distinguir y diferenciar lo que se manifiesta en mi exterior, de aquello que se manifiesta en mi interior; es decir, no confundir lo obvio (lo que se manifiesta fuera de mí) de lo que pienso y/o siento respecto de lo obvio (lo que se manifiesta dentro de mí).

Para constatar o no el supuesto, muchas veces también puede ayudarnos la persona destinataria de dicha suposición.


Si el tipo de relación lo permite, se le puede contar a la otra persona cual es el supuesto que hago cuando veo que hace o dice tal cosa … y preguntarle, para que el otro confirme si dicha suposición es verosímil. Retomando el ejemplo anterior, sería decirle algo así:

Cuando te hablo y estás mirando para otros lados, me siento desvalorizado y supongo que no te interesa lo que te estoy diciendo. Como no quiero manejarme únicamente desde los supuestos te pido que me digas si cuando miras para otro lado es porque verdaderamente no te interesa, o si lo haces por algún otro motivo

o simplemente decirle:

Veo que cuando hablo no me miras y en cambio miras para otros lados.
¿ Podrías decirme porque lo haces ?

Cada persona y cada tipo de relación tienen su singular estilo de comunicación; sin caer en “recetas” validas para todos, cada uno buscará su mejor manera de corroborar con el otro la validez de su supuesto.

Pueden ser múltiples los motivos por el cual el otro mira a otros lados y no a quien le habla.

Hasta podría ocurrir que ni siquiera había reparado en eso que hace, o que lo sabía, pero ignoraba que el hacerlo hacia sentir mal a quien le hablaba. Claro que también puede que no le interesara lo que le estaban diciendo; pero sea cual fuera la respuesta, se estará propiciando un diálogo a partir de lo que a cada uno le pasa, en lugar de encerrarse en el monólogo de la eterna suposición.

Al preguntar estoy abriendo mi universo interno para contactar con el universo interno del otro, es una invitación a que cada uno sepa algo más del otro. Puede resultar que a partir de eso se fortalezca el vínculo o hasta podría suceder que se debilite, pero pase lo que pase… siempre será mejor que lo que ocurra sea producto de realidades concensuadas y no de irrealidades imaginadas.



martes, 15 de noviembre de 2011

Conectando con la realidad

Decía en Realidad - Por qué meditar que La realidad sólo es una interpretación de las percepciones sensoriales que recibimos, pero estas percepciones están condicionadas por nuestra experiencia, la que se nutre de nuestros recuerdos. El problema esta en que no nos podemos fiar de nuestros recuerdos, porque cada vez que recordamos algo, a la vez que lo reforzamos, lo estamos alterando.

También decía allí que, la experiencia va conformando Esquemas Mentales, que muchas veces bloquean las posibilidades de innovar, de explorar nuestra forma de relacionarnos, por ello es tan importante vivir momento a momento, estar en el aquí y ahora la mayor parte del tiempo.

Como dice el Licenciado en psicología Juan Antonio Currado:

¡Con que facilidad la mente revolotea por lugares diferentes de donde esta nuestro cuerpo, y que difícil es que se pose en lo que estamos haciendo … en el presente … en el "aquí y ahora"!.

Tal es esta dificultad que en las enseñanzas del Budismo Zen se señala que la maestría consiste en poder llegar a decir:

“cuando como, como; cuando trabajo, trabajo; cuando duermo, duermo…”

El aquietar la mente es un aprendizaje igual de valido para toda cultura y en todos los tiempos.

Aunque en nuestra civilización, cada vez más nos olvidamos de realizar esa tarea; cada vez más disponemos de estímulos: televisión, celulares, internet, juegos digitales, ... que obstruyen el ir conectando con nuestros sentidos a cada instante.

El presente se nos escurre de la consciencia; alcanza unos minutos de viaje en taxi, tren o colectivo para ya estar buscando celulares y/o reproductores de música, que nos distraigan de donde estamos y de nosotros mismos … para llevarnos a algún otro lugar …


Creemos que para sentirnos mejor tenemos sí o sí que tener algo que ahora nos falta, entonces el presente resulta ser un mero paso, cuyo único propósito es el de llevarnos a algún futuro proveedor de felicidad. Esta creencia es la otra cara de la moneda de un consumismo a ultranza.

La posibilidad de estar plenos con nosotros mismos, con nuestros vínculos y con nuestro entorno, queda postergada hasta tanto dispongamos de lo que ahora carecemos (sea esto el último celular, otro auto, una vivienda mejor, otro trabajo, más tiempo libre, una pareja, un hijo, etc.).

Nos movemos en círculos y en ese andar no sólo consumimos objetos que luego nos llevará a consumir otros objetos …, también consumimos el presente en aras de un futuro mejor ..., y así corremos el riesgo de ir consumiéndonos … desconectados.

Es auspiciosa la tecnología que nos permite comunicarnos con quien sea desde donde estemos. Pero si siempre parece ser más interesante o más urgente el comunicarnos con quien esta en otro lugar, desaprovechamos la comunicación con quien tenemos al lado.

El mirar buscando siempre en otra parte no es algo que solamente lo hacemos con los otros … también lo hacemos con nosotros mismos.

Estamos deshabituados al silencio que nos conecta con lo que sentimos y que nos permite darnos cuenta de cómo estamos aquí y ahora. Las veces que nos conectamos pero no nos gusta lo que encontramos … nos menospreciamos pensando que nuestra auto-estima mejorará cuando seamos quienes no somos ahora (cuando seamos más seguro, cuando estemos más flacos, cuando tengamos menos arrugas, cuando seamos más simpáticos, etc.).

Renunciamos a la posibilidad de valorarnos tal cual como somos ahora; ilusamente pensamos que nos vamos a valorar cuando alcancemos aquello que suponemos que nos falta … aunque ese futuro nunca llega porque como todos y todo es perfectible … siempre pensaremos que falta algo. Ya conocemos la metáfora de aquella zanahoria imposible de alcanzar por más que corramos, porque esta atada por delante del carro en el que vamos.

Sí logramos que nuestra mente esté anclada en el “ahora” de nuestro cuerpo y de nuestros sentimientos …, viviremos cada instante como una semilla que es valiosa no sólo por la promesa de que algún día llegará a ser árbol, sino también porque ya es valiosa en tanto semilla que esta siendo.

La conexión con el presente, con nosotros mismos y con quienes nos estamos comunicando … nos hace más próximos a nuestra esencia y desde allí accionaremos de manera más fluida y creativa. Cuando esto ocurre, hay más posibilidades de que, sin ansiedades, la semilla despliegue el árbol que deseamos ...

Hasta aquí los dichos de Juan Antonio Currado que puedes ver aquí, y termina el artículo con una frase de Anthony de Mello, muy ilustrativa por cierto. (Si haces un clic sobre ella podrás leer lo que dice)


Con estas lecturas se puede aprehender mejor los diferentes aspectos que conlleva el estar en el aquí y ahora, la riqueza del estar en el momento presente, la mayor parte del tiempo.

Aprehender en fin, a "Conectar con lo que sentimos, y de cómo estamos aquí y ahora".


miércoles, 9 de noviembre de 2011

Conectando con mi esencia

Ya he marcado la importancia de meditar para conectar con el aquí y ahora, o bien desarrollar actividades que hacen que mente y cuerpo estén juntos en el aquí y ahora, como dije en Para silenciar al narrador crónico.

También ya dije, en otra entrada, que mi modo particular de aquietar a mi narrador crónico es hacer manualidades en madera, eso de buscar los modos de resolver los inconvenientes que en la materialización de algo acontece, me sumerge en otro espacio tiempo.

Esta vez el desafío fue hacer una chacra para que uno de mis niños, Juan, jugara con sus animalitos diminutos. El niño en cuestión ama los animales y esta en contacto con ellos, ya que sus padres frecuentan el campo de un familiar, con lo cual conoce de caballos, vacas, ovejas, pollos, patos, conejos, en fin, el mundo del campo.


El esbozo de lo que haría, en trazo grueso, tenía la forma que indico aquí arriba, una casa, un galpón, un cerco para delimitar el campo y otro cerco para un área de siembra o de pastoreo. Claro, el primer asunto a atender era la escala a la que lo haría, se me ocurrió que lo mejor era conseguir un tractor, y que sus dimensiones definirían las demás.

Teniendo el tractor comencé construyendo la casa, de paredes de fósforos usados y su cubierta de madera balsa. Cuenta con ventanas, puertas, una chimenea, y además le adosé un porche, como tienen las viejas casonas de campo. El problema no estaba en el diseño, sino en el tamaño diminuto de sus componentes.


La casa la realicé sobre una base independiente, esto me permitió ir apropiándome de la idea, es decir, fui definiendo mentalmente, mientras la construía, cómo serían las demás partes, galpón, área de siembra o pastoreo, en fin imaginar la dimensión de la chacra, para así definir las dimensiones de la base de madera que la contendría.

Previa consulta con la mamá de Juan, sobre el tamaño más apropiado, para que al tiempo de ser adecuado para jugar, resultara práctico para guardarlo, surgieron algunas costumbres de Juan, en relación a como jugaba con sus animalitos, que imitaba de los que trabajan en el campo que visitan y de su rica imaginación.

Con toda esta información decidí que la mejor medida para la base sería cincuenta por ochenta centímetros, la casa tiene unos doce por ocho centímetros y el galpón lo definió el tamaño del tractor.

En cuanto al galpón, las columnas son de fósforos, pero entre columna y columna lo hice con unas maderitas que se utilizan para hacer helados caseros, y que había adquirido pensando hacer todas las construcciones con ellas, pero resulta muy engorroso pues no son rectas, por tanto difícil de unirlas.


El galpón lo construí sobre la base de la maqueta, luego procedí a cercar el perímetro y entonces surgió la pregunta de cómo hacer la visagra de la tranquera, porque no hay campo sin tranquera, y si hay tractor, vehículos y animales que mover, no podía faltar una tranquera.

Cave decir aquí que no tengo muchas herramientas, las voy improvisando a medida que surgen las necesidades, bien pues, se me ocurrió que a modo de bisagra para la tranquera, podría utilizar un palillo de escarbadientes, y funcionó, aunque lograr la apertura y las distancias adecuadas llevo muuuuucho tiempo.

Es en estas cuestiones que me concentro de tal modo que me olvido de lo que me rodea, me centre totalmente en lograr la movilidad de esta diminuta tranquera y todo mi ser estaba allí.

Tenía el cerco perimetral, tranquera que podía abrirse, galpón, casa con porche, y también el cerco para el área de siembra o pastoreo, sin embargo, antes de colocar la casa decidí pintar el cerco, el galpón y el suelo, entendí que tendría menos obstáculos para hacerlo, y fue una excelente idea. Debajo puedes ver el conjunto una vez ensamblado.


Algo diferente a la foto de las ideas preliminares ¿ no ?. Entre el galpón y el cerco interior agregué una puertita, un trozo de madera diminuto, como detalle, digo esto porque trato de hacer las cosas lo más cercanas a lo real, por eso tenía que agregar esta puerta para poder acceder al área de siembra.

La tranquera tampoco la monte hasta terminar de pintar, el mecanismo es demasiado sensible para estar manipulándolo mucho, empero, cuando Juan recibió el regalo fue precisamente la tranquera la que sufrió la mayor prueba, pero eso será tema para más adelante.

El cerco lo hice con madera balsa, los postes de 5 mm por 5 mm con una altura de 45 mm y las tablas horizontales de 5 mm por 2 mm de espesor, que ayudada de una tablita fui demarcando en cada poste la altura donde pegaría cada tabla.

Cuando hacemos juguetes para niños de dos años, entiendo que hay que atender a la robustés, porque aún son torpes en movimientos y fuerza, por ello a cada poste le perforé la base y le agregué un trocito de fósforo, de modo que, perforando la base de la maqueta, a distancias equidistantes, ubique los postes. Así, no sólo la cola lo mantendría en su sitio sino también, al dotarlo de esa traba, le conferí fortaleza y evite corrimientos.

Bueno así quedo el conjunto, ya en plena actividad, con animales, tractor, vehículos y plantas.



En relación a la prueba que sufrió la tranquera hay que decir que, cuando entregue el campo a Juan, estaba de visita una prima de la misma edad, y por supuesto, ella también quería jugar, cosa que a él no le gustó ni ahí, de modo que le surgió un berrinche de aquellos, y del primer manotazo voló, literalmente, la tranquera, rompiendo también las maderitas del cerco adyacente a ella. Retos, llanto y una pequeña bataola, que provocó que el campo fuera a parar a las alturas, el llanto siguió un rato hasta que volvió la calma y siguieron jugando con otras cosas.

Pasado el incidente, me aboqué a solucionar el problema, con la ayuda de la mamá y cola en manos restituí las cosas a sus lugares y se puso a secar.

Al día siguiente, y para mi sorpresa, hablando con la mamá de Juan, me dice de la tranquera: - funciona de diez, parece que el coscorrón le vino bien - risas ... y agrega - pasa horas jugando con su campo, con sus animales, ... y a todos le dice: me lo hizo la tía Mabel - hay mejor pago que esto, para mi es el mejor, su inocencia y su alegría, al tener su propio campo, son una retribución superlativa.

Por mi parte estos trabajos, que puedo hacer de tanto en tanto, porque lleva mucho tiempo y no siempre dispongo de el, me conectan con mi ser, libre del narrador crónico y conectada a la solución de problemas, francamente resultan vitales, al tiempo que me gratifica el regalo que los niños me hacen, su autenticidad, su ternura, su alegría desbordante ...

Siempre complacen estas pequeñas cosas, son las que verdaderamente importan, sin mucho "ruido" nos hacemos parte de la vida de los niños, contribuimos a desarrollar su imaginación y como recompensa obtenemos abrazos, besos y risas a granel, las que sazonan gratamente nuestros días.


Así entiendo el compartir con los niños, dejarlos volar con su imaginación y proveerles de aquellas cosas que la enriquece. Hacerlo con mis propias manos también significa una invitación para que, en un futuro cercano, sean ellos los hacedores, que se animen a construir, que aprendan que no todo esta hecho o se compra, el valor del trabajo y la paciencia que se requiere para todo, enseñándoles en fin, a "acompañar", cada uno desde su lugar, aportando lo que puede, poniendo en juego lo mejor de si. Así honraran la vida.