lunes, 25 de junio de 2012

Buena vida conlleva conocerse

He mostrado ya cómo aprendemos a ver, a comunicarnos. La repetición de experiencias va forjando la visión, el habla, ... nuestro modo de ver el mundo e interpretarlo.

Según el neurocientífico Beau Lotto: "Vemos aprendiendo a ver. El cerebro desarrolló los mecanismos para encontrar modelos, relaciones de información y para asociar estas relaciones, con el significado conductual, un significado al interactuar con el mundo."

"El cerebro se desarrolló para ver el mundo de la manera que fue útil verlo en el pasado. Vemos redefiniendo continuamente la normalidad."

Sin embargo, en Visión - Fallos visuales mostraba lo fácil que resulta confundir nuestras percepciones, las llamadas "fallas cerebrales", comunmente conocidas como ilusiones ópticas, lo muestran claramente.

La realidad del universo físico es experimentada a través de los sentidos y tales sentido son conductos que presentan fallos. La realidad consiste en la interpretación de las percepciones sensoriales que recibimos, las que a su vez están condicionadas por nuestra experiencia, la que a su vez se nutre de nuestros recuerdos.

Por muy importantes o insignificantes que sean las elecciones, siempre se basan en última instancia en nuestra memoria, por eso la memoria juega un papel fundamental en nuestra forma de actuar. Lo único que tenemos son recuerdos y el problema está en que no nos podemos fiar de ellos, porque por su propia forma tienden a modificarse. Es decir, cada vez que recordamos algo, a la vez que lo reforzamos lo estamos alterando.

Cuando evocamos un recuerdo no podemos evitar interpretarlo con los conocimientos que tenemos en este momento, entonces lo alteramos para ajustarlo al yo actual. Somos el conjunto de nuestras experiencias. A medida que el tiempo pasa, cambiamos. El cúmulo de experiencias nos van modelando poco a poco, y algunas veces muy rápido.

Somos el conjunto de nuestras experiencias, de nuestros recuerdos ( que no son fiables ), no sólo en relación a objetos, también en relación a nuestras emociones, que van moldeando nuestras creencias, valorando determinadas situaciones y rechazando otras, porque también se suman las creencias y discursos del entorno al cual pertenecemos.

Beau Lotto dice también: "Nadie es un observador externo a la naturaleza. No estamos definidos por nuestras propiedades centrales, por las partes que nos componen. Estamos definidos por nuestro medio ambiente y por nuestra interacción con él, por nuestra ecología y esa ecología es necesariamente relativa, histórica y empírica."

Entonces, si el hombre es lo que cree y el pensamiento es el que lo determina, esta en observar nuestros pensamientos, desdoblarnos en el que soy y en el que observa ese que soy, para conocerse mejor,  o para verse realmente por primera vez.

Porque lo que cargamos en nuestras cabezas son imágenes, suposiciones e historias, lo que llamamos Modelos Mentales y son los que determinan la forma en que encaramos al mundo, de cómo realizamos nuestras acciones, de cómo se despliegan nuestras emociones.

Por ello se hace necesario observarnos, a fin de hacernos conscientes de nuestro ser, para acallar viejas voces, muchas veces repetidas por costumbre, y comenzar un diálogo amoroso y compasivo a fin de moldear un mejor ser humano, capaz de perdonarse y aceptarse tal y como es hoy, trabajando aquellos aspectos que posibiliten su mejor desempeño.

La búsqueda primordial para todo ser humano es la de ser feliz. Hoy se sabe, a través de investigaciones académicas, que las personas más felices viven más años, son más productivas y establecen las mejores relaciones sociales.

Algunos definen a la felicidad en tres niveles:

el Primero es "la vida placentera" que representa esto que todos queremos lograr como el conseguir bienes, un viaje, una rica comida, ...

el Segundo nivel, que es más profundo es el de "la buena vida" que consiste en pasar por la vida sabiendo cuáles son nuestros talentos, nuestros dones y usándolos.

Y finalmente, hay un nivel mucho más profundo, que no solo tiene que ver con el saber quien soy, sino usar eso unido a un propósito superior, lo que definen como "la vida con sentido".

Es la vida en la que se va descubriendo algo más grande que uno mismo, es dejar una huella con lo que uno hace, no importa qué tan grande sea, y es ahí donde se encuentra una felicidad inagotable.

A la luz de lo dicho, resulta claro que saber quienes somos nos posibilita la buena vida, ser conscientes  cuándo estamos en el Aquí y Ahora, y cuando en el Allá y Entonces, nos facilitará encontrar el sentido a nuestra vida.

Quien esta en el Aquí y Ahora esta ciento por ciento conectado con su ser, hace lo que tiene que hacer, disfruta ese hacer, va delineando una huella en su entorno, ... disfruta de su existencia.