Para comenzar quiero contarte una vivencia personal para, desde ella, encarar la reflexión de hoy. Siempre tuve facilidad para las matemáticas, no hubo, en todo mi trayecto de escolarización, un tema, en esa área, que me resultara difícil resolver o entender.
Siempre significo un juego apasionante y divertido, captaba de primera lo nuevo que me enseñaban, me sentía una exploradora en los territorios matemáticos, por así decirlo.
Dada esta facilidad era frecuente la presencia de compañeras de colegio en mi casa, o bien para resolver ejercicios, o bien para tratar de entender un tema nuevo, tanto de matemáticas como de física, igualmente divertida para mi.
Desde muy joven tuve la sensación que la dificultad esta en mirar prejuiciosamente el aprendizaje que queremos aprehender. De movida aquellas compañeras aducían: "es difícil", "no se entiende", ... y cualquier comentario que intentara hacer, para que no se condicionaran a priori, caía en saco roto, indefectiblemente la respuesta era: - claro porque a vos no te cuesta - y entonces abandonaba cualquier otro comentario, resultaba estéril.
Esta visión explica para mi, el hecho de que muchas veces etiquetamos las cosas como "difíciles" para justificar la falta de voluntad para volverlo por lo menos manejable, voy a poner un ejemplo así se entiende a lo que apunto.
Si nos daban un problema del tipo: Fuiste con dos amigas a la casa de tu abuela, quien tiene árboles frutales en su patio trasero. Recogieron manzanas, de las que comieron una cada una y convidaron también con una a tu abuela, que aceptó de buen grado. Las manzanas que entre todas comieron representa un tercio del total de las recogidas. De las restantes, la mitad se llevaron tus amigas y tu te quedaste con cuatro. ¿ Cuántas manzanas recogieron en total ?.
Era un problema sencillo, pero antes de siquiera intentar entenderlo comenzaban a preguntarse ¿ cómo se plantea la ecuación ?, o bien apelaban a las bromas para dilatar el abordaje, comentarios como: mira que me importa que hace esta niña con la abuela, sus amigas y las manzana ... risas, risas, ...
Y la cosa no pasa por recordar cómo se platea la ecuación, sino en imaginar la situación, tratar de visualizarla, luego se buscará la forma matemática de expresarla. Muchas veces queremos resolver las cosas como nos dijeron, o suponiendo, sin muchos argumentos, que encontraremos la respuesta haciendo esto o lo otro, como se suele decir: "de taquito", sin prestar la mínima atención. Es apelando a nuestra intuición, a nuestra imaginación como encontramos respuestas, aunque a veces parezcan disparatadas.
Cave aclarar aquí, que en estas materias era buena, pero en las restantes era "normalita, normalita", y en castellano francamente "malita, malita", las faltas de ortografía eran terribles, daban pena.
Todos tenemos áreas que no manejamos, que nos desafían a buscar nuevos enfoques, para tratar de mejorar. En mi caso lo logré con muchas horas de lectura. Resulta que el colegio notificó a mis padres del problema que tenía con la ortografía, de modo que me pusieron a estudiar las reglas ortográficas, aunque lo hice, lo cierto es que no lo hice de buen grado, mi amor propio se había sentido un tanto resentido, pero no tanto, y si con esto superaría el problema, bueno me dije: hagámoslo. Por supuesto, no dio grandes resultados, porque mi interés era de medio para poco, sin embargo, con el tiempo entendí que sembré las bases para mejorar.
Al atravesar la universidad, soporté "estoicamente" las bromas de mis compañeros que leían mis apuntes de clase, y creo que fue allí que tome real conciencia de la importancia de escribir correctamente, entonces puse más atención al hacerlo, con lo cual logré una mejora sustancial.
Trabajar con las ciencias duras es grato para mi, siento que entro a un espacio de conciencia diferente, es abstracción pura, sin embargo, al cabo de años en ese terreno sentí la necesidad de abordar otros campos del saber, surgió la necesidad de saber más sobre mi misma y las circunstancias que atravesaba, entonces me aboque a estudiar Psicología Social, poder entender muchas cosas propias y del entorno, me resultaba atrayente y despertaba mi curiosidad.
Sin embargo, el enfoque de los conocimientos era diferente, comencé a moverme en un terreno nuevo, todo resultaba novedoso, porque mientras en las matemáticas o física las cosas son de una manera determinada, en humanidades un mismo acontecimiento o circunstancia puede tener varias miradas diferentes.
Al tiempo que mi curiosidad aumentaba, mis ansias por saber me atrapaban en horas de lectura, aprehendí que cuando uno hace las cosas con pasión y gozo todo se vuelve ligero, sin esfuerzo, sin darnos cuenta vamos corrigiendo las falencias, y poco a poco dominamos el hacer.
Sucedió que sin ser consciente de ello, mis escritos se volvieron más ajustados, en cuanto a la ortografía, al tiempo que disfrutaba escribir. Comprendí también que cuando le ponemos pasión y gozo al hacer, los resultados llegan, más fácilmente.
Cuando todo nuestro ser esta conectado con lo que estamos haciendo, estamos en el aquí y ahora, entonces disfrutas haciendo tu tarea, un día te sorprendes al darte cuenta, que aquello que tanto te condicionaba, ya forma parte del anecdotario de tu vida.
Para terminar voy a aclarar cuantas manzanas recogieron aquellas niñas, de modo tal, que puedas tu también entender, como se encuentra el número matemáticamente.
Si indicamos con X el total de manzanas recogidas, entonces X representa el número a determinar. Cuando en el problema se dice que: comieron una cada una y que representan el tercio del total, matemáticamente se indicaría así: X/3
Si el total es X y se comieron el tercio de las manzanas recogidas, queda claro que es X/3.
Luego dice: del resto, que no es otra cosa que, el total menos un tercio del total: (X - X/3), la mitad se llevaron tus amigas, lo que se expresa como 1/2.(X - X/3) y a ti te quedaron 4 manzanas.
Entonces la ecuación a plantear tiene esta forma: X/3 + 1/2.(X - X/3) + 4 = X
O sea, el tercio que comieron, más la mitad del resto, más cuatro que te quedaron a ti, suman el total de las manzanas recogidas, para mi resulta simple. Una vez planteada la ecuación, la resuelves aplicando las reglas de la suma algebraica, con lo cual obtendrás el valor de X , que para este problema resulta igual a 12.
A veces, porfiamos en la búsqueda de soluciones que nos hace dar muchas vueltas alrededor de las mismas cosa, porque estamos condicionados por nuestros pre-juicios. Convendrá en esos casos dejar el problema de lado, poner nuestra atención en otra parte, al hacer esto logramos desenfocarnos del abordaje anterior, y muchas veces, al volver encontramos el modo de resolverlo.
Entiendo que enfrentar lo nuevo muchas veces implica un desafío, pero si transformamos los inconvenientes en medios para agudizar nuestro ingenio, nos volveremos más sutiles en la apreciación del día a día.
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