lunes, 2 de mayo de 2011

Creencias - Ortega y Gasset

Para orientarnos y situarnos en el mundo necesitamos saber: cómo es el mundo, qué hay en él, cómo se comportan las cosas, ... para así acomodar el mundo a nuestras necesidades. No se puede vivir sin convicciones, sin interpretaciones del mundo.

En "Ideas y creencias", Ortega y Gasset distingue dos tipos de convicciones o pensamientos: las ideas y las creencias. Llama ideas a los pensamientos que se nos ocurren acerca de la realidad, desde los pensamientos más vulgares hasta las proposiciones más complejas de la ciencia.

Pero las convicciones a las que Ortega da más importancia son las creencias y las características principales que atribuye a este tipo de pensamiento son muy claras, puedes verlas aquí.

Alicia Montesdeoca en su trabajo "Nuevas creencias para nuevos tiempos" - Una lectura de Ortega y Gasset -, señala el nuevo poder humano: yo soy yo y mis creencias. Uno de los motores que ponen en marcha la búsqueda de nuevas explicaciones está en las paradojas con las que continuamente nos tropezamos y que la inercia de un conocimiento lineal rechaza, denominándolas excepciones a la regla, sin reconocerlas como expresiones de la complejidad de la realidad, la cual se anuncia a través de ellas.

Continúa diciendo, los fenómenos paradójicos nos estimulan a observar mejor los efectos de las acciones que ponemos en marcha y cuyos resultados no corresponden totalmente a lo esperado. A través de esas manifestaciones paradójicas, podemos elaborar nuevos mapas de lo real que queremos desentrañar, tal como los astrónomos construyen los mapas siderales.

De esta manera intuitiva, nosotros nos aproximamos también a la interpretación de lo que suponemos existe, creando modelos teóricos que incluyan nuevos parámetros, deducidos a partir de los comportamientos observados. De este modo se construye, o se amplia, un nuevo entorno que nos permite explicarnos a nosotros mismos y a nuestra propia razón de ser.

El ser humano crea escenarios para sentirse real, pero la realidad que crea no resuelve los enigmas de la Realidad. Su esfuerzo no tiene como fin la creación de lo externo a él: si acaso es un intento para comprender su existencia o la materia de la que está hecho, a partir de dar forma a las posibilidades que emergen de la propia realidad. Dichas posibilidades se concretan gracias a las propias creencias del actor o actores.

Las creencias se heredan de los antecesores y se renuevan con las experiencias vividas por las nuevas generaciones de individuos y sus sociedades. Las creencias se alimentan de esas experiencias que a los sujetos les confirman en ellas, las cuales no se cuestionan porque no se detecta la naturaleza y el origen de la realidad en que se desenvuelven. De esta manera, la creencia pasa de ser un instrumento de creación, a convertirse en una verdad absoluta, inamovible.

"Hemos heredado todos aquellos esfuerzos en forma de creencias que son el capital sobre el que vivimos" afirma José Ortega y Gasset en su obra Ideas y Creencias, (año 1940).

Ahora bien, como instrumento de creación humana, las creencias dejan de ser útiles cuando impiden a la realidad desenvolverse en armonía con otras creencias, cuando surgen factores de desequilibrio, internos o externos al individuo que las porta, cuando dejan de permitir el crecimiento espiritual para convertirse en dogma de fe que causa destrucción en cualquier entorno o nivel.

Si la creencia es un instrumento para la creación material, se requiere que los horizontes de las creencias se amplíen para que este poder siga actuando y permitiendo que la conciencia de lo que somos converja, a través de ese poder de creación.

Cómo detectar entonces aquellas creencias que fueron útiles en el pasado y que hoy son obsoletas, porque frenan la evolución humana, el poder del espíritu, el avance de la conciencia de lo que somos, el encuentro con la unidad, la empatía con los otros seres humanos, la comprensión de la realidad que vivimos y el sentido de los acontecimientos que se suceden.

Pues bien, para renovar el modelo que nos sostiene, para renovar el poder de las creencias, hoy se cuenta con nuevos conocimientos, con nuevas ideas que enriquecen el pensamiento y que provienen de las ciencias físicas pero también de la nueva biología, de la neurología, de las ciencias de la información, etcétera.

Nuevos conocimientos que nos acercan a la complejidad de la realidad, al conocimiento de la existencia de otras dimensiones, tan reales o más que las tres en las que parece que nos movemos.

En este ciclo de la evolución humana en el que vivimos, se manifiesta un desajuste entre conocimiento científico y vida cotidiana; entre emergencia de un nuevo paradigma y obsolescencia de las instituciones nacidas al amparo de la modernidad.

Cuesta mantener el equilibrio individual y social en medio de tantos desajustes, sin embargo es posible, sólo nos lo pueden dar la comprensión del momento en que vivimos, la aceptación de lo que es, el conocimiento de la complejidad de la realidad y sus manifestaciones, la humildad para reconocer que no sirven las respuestas simples ni las recetas, ni los dogmas, pues el reto es un nuevo reto. También el recordar la experiencia acumulada por la humanidad.

Hasta aquí el extracto del artículo de Alicia Montesdeoca, comentando el libro "Ideas y creencias" de Ortega y Gasset, y la he traído porque el análisis es rico y muy claro.

Da cuenta del momento que estamos atravesando como sociedad, tantos nuevos descubrimientos, en todos los campos del saber, la facilidad de acceder a una variada y rica información, todo pone en cuestión nuestras creencias, se han vuelto obsoletos los marcos referenciales que, como ciudadanos de a pie teníamos, abriendo nuevas inquietudes, promoviendo nuevas búsquedas, individuales y colectivas.


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