En la entrada anterior di los conceptos básicos para comprender porque se producen los terremotos, aquí quiero referirme al hecho de si es posible saber con antelación si ocurrirá uno, dónde, cuándo.
Mostré que las placas tectónicas están en movimiento constante, porque flotan sobre océanos de roca fundida. Su movimiento ejerce una compleja y variada presión en el subsuelo. A veces una placa se desliza sobre otra, produciendo lentamente una gran tensión, o pueden chocar, casi siempre con efectos cataclísmicos.
Es esta gama de posibilidades la que dificulta predecir con exactitud un terremoto. A esta red de complejidades puede agregarse una más: así como dos terremotos no son iguales, tampoco lo son las regiones propensas a temblores fuertes. Por ejemplo, California yace sobre dos placas, Japón esta situado sobre tres. En Estados Unidos, la mayoría de los sismos se inician en tierra, en Japón generalmente se originan en el lecho marino.
Determinar entre un terremoto y un sismo leve es en esencia el problema a cuya solución, tanto Estados Unidos como Japón, destinan enormes sumas. Los sismos pequeños no pueden ser ignorados, porque pueden ser precursores de una catástrofe.
Cada año se registran más de un millón de terremotos, tan solo en Japón se registran mil al día. Muchos son leves, otros de una fuerza suficiente para devastar una ciudad, sin embargo, se presentan cada dos semanas y por fortuna debajo del mar o lejos de sitios poblados.
El temblor de diciembre de 2004 en el Sudeste de Asia abrió un nuevo debate sobre el destino de California y su temida falla de San Andrés, entre otras muchas que hay en la región. El último gran terremoto que sacudió California ocurrió en enero de 1994. Tubo una magnitud de 6.7 grados en la escala de Richter. Desde entonces, algunos expertos se han aventurado a pronosticar fechas para futuros temblores, pero estos no han ocurrido hasta hoy.
El terremoto de Sumatra-Andaman, en Asia, en el año 2004, sorprendió a muchos científicos, quienes creían que era improbable que se produjera una sacudida de fuerte magnitud en ese lugar.
Robert McCaffrey, experto del Instituto Politécnico de Resselaer, en Nueva York, dijo a propósito de esto: "la Tierra nos ha recordado la enorme diferencia que existe entre la improbabilidad y la imposibilidad", y agregó: "la comprensión de dónde y cuándo sucederá el próximo terremoto esta hoy en una fase primaria".
En otras palabras, agregó, "tomará muchos siglos y muchos más terremotos el llegar a entender cuál es el patrón de comportamiento de esto fenómenos naturales, si es que existe alguno".
Científicos de Estados Unidos y Japón han descubierto que los ligeros temblores detectados en varias fallas subterráneas del planeta, pueden ser la antesala de futuras catástrofes sísmicas.
Descubrieron hace cinco años en Japón, que estos pequeños movimientos subterráneos conocidos como "temblores no volcánicos" o "terremotos de baja intensidad", se producen en zonas en las que dos placas tectónicas se encuentran y una de ellas se hunde por debajo de la otra.
En estas zonas de subducción, como Chile, Japón o Alaska y el estado de Washington, en Estados Unidos, es donde se han producido las mayores catástrofes sísmicas de la historia, todas de magnitud 8 o superiores, en la escala de Richter.
Estos megaterremotos tienen lugar cada 100 a 600 años, y están precedidos por una serie de pequeños y silenciosos movimientos subterráneos, que pueden prolongarse durante días e incluso meses, sin que se note en la superficie.
Como queda claro no es posible predecir la ocurrencia de un terremoto, las regiones más propensas a sufrir temblores han adoptado regulaciones de seguridad para nuevas y viejas construcciones. En la zona de California por ejemplo, se exige que se haga una evaluación geológica para nuevas edificaciones, de manera que éstas no se construyan sobre fallas activas.
Hay varias leyes al respecto, casi todas determinan que una falla es una fractura de la Tierra, que es el resultado de repetidos desplazamientos durante ciertos períodos. Falla activa entienden que es aquella que se produjo por una fractura de las placas tectónicas, en los últimos once mil años.
Hay otra cuestión que quiero apuntar, los observadores de sismos no sólo dependen de la ciencia, durante siglos han registrado el extraño comportamiento de los animales, antes de un temblor, como aves, perros, gatos. Por poner ejemplos: el 25 de junio de 1966 la ciudad californiana de Parkfield se vio inundada por una ola de serpientes cascabel, que abandonaron en masa las colinas en las que viven normalmente, dos días después sufrían un terremoto. El 28 de febrero de 2001 gran parte de los gatos de Seattle se escondieron sin motivo aparente, dos días después la ciudad era golpeada por un sismo.
Pero como una imagen vale más que mil palabras ... el siguiente vídeo muestra el interior de un edificio de oficinas, poco antes de la gran tragedia de Haití, el 12 de enero de 2010, cuando un perro sale como disparado un instante antes que el edificio comenzara a temblar por el seísmo.
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