Los titulares del viernes 11 de marzo decían "Un terremoto destructivo de magnitud 8.8 sacudió la costa noreste de Japón y ha provocado un Tsunami con olas de hasta diez metros que ha alcanzado la ciudad de Sendai, donde el agua ha arrasado todo a su paso, incluyendo casas, coches, barcos, granjas y ha llegado a los edificios."
Comenzamos a ver por televisión imágenes estremecedoras, gente en medio de un movimiento infernal y un ruido ensordecedor, y lo más impresionante, por lo menos para mi, el agua arrasando todo a su paso, como si fueran maquetas en un tablero, no edificios o barcos reales.
Después las autoridades niponas declaraban la emergencia nuclear, pues la Central Nuclear de Fukushima Daiichi había sido dañada por el seísmo. Hoy el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) elevó la magnitud del fatal terremoto a 9.0 grados. Este valor lo coloca como el cuarto mayor del mundo desde 1900 y el más grande que afectó Japón desde que comenzaron las mediciones modernas hace 130 años.
Tanta información hizo que comenzara a leer sobre sismos, para saber un poco más y quiero compartir contigo lo que encontré. El conocimiento nos ayuda a "controlar" la ansiedad y atemperar los miedos.
Los temblores o sismos son catástrofes donde el hombre se siente más indefenso y aterrado. Ocurren sin advertencia alguna, y aún cuando ningún temblor dura por más de 30 o 50 segundos en su máxima intensidad, este tiempo es más que suficiente para causar graves daños al hombre, sus bienes y sus centros de población.
La causa de un temblor es la liberación súbita de energía dentro del interior de la Tierra por un reacomodo de ésta. Este reacomodo se lleva a cabo mediante el movimiento relativo entre placas tectónicas. Las zonas en donde se lleva a cabo este tipo de movimiento se conocen como fallas geológicas y a los temblores producidos se les conoce como sismos tectónicos. No obstante existen otras causas que también producen temblores, ejemplo de ello son los producidos por el ascenso de magma hacia la superficie de la Tierra. Este tipo de sismos, denominados volcánicos, nos pueden servir de aviso de una posible erupción volcánica.
En un principio el tamaño de un temblor se media únicamente por los efectos y daños que éste producía en un lugar determinado, a lo que se conoce como intensidad del sismo. La escala de intensidad más utilizada es la de Mercalli modificada, hoy día utilizada en aquellos lugares donde se carece de instrumental.
Actualmente se usa la magnitud, la cual permite clasificar a los sismos con base en la amplitud de onda máxima registrada por el sismógrafo. El concepto de magnitud de un temblor se fundamenta en que la amplitud de las ondas sísmicas es una medida de la energía liberada en el foco (origen del temblor). La magnitud es un parámetro que propuso Charles F. Richter en 1935, para clasificar los sismos del Sur de California, pero su uso se ha extendido a otras regiones del mundo.
Durante los últimos años, los sismólogos han preferido el uso del momento sísmico para cuantificar el tamaño de un temblor, por ser éste uno de los parámetros sísmicos que se determinan con mayor precisión. Este parámetro esta basado en el principio de que el movimiento a lo largo de una falla lo produce un par de fuerzas que actúan en sentido opuesto a uno y otro lado de la falla. El momento sísmico es función del desplazamiento relativo a lo largo de la falla, del área de ruptura y de la rigidez del medio en que el temblor se origina. El momento sísmico fue calculado por primera vez por Keiiti Aki en 1966, a partir de las características de las ondas sísmicas registradas, para el sismo de Niigata de 1964.
Entonces, el temblor es un movimiento vibratorio causado por un deslizamiento repentino de bloques de roca sobre una falla geológica. El movimiento vibratorio generado se propaga por la Tierra en todas las direcciones en forma de onda elástica u onda sísmica. El punto interior de la Tierra donde se origina un temblor se denomina hipocentro o foco, y el de la superficie terrestre, directamente por arriba del foco, epicentro.
Por la profundidad a la que se originan, los temblores se clasifican como temblores superficiales (hasta 60 km), intermedios (de 61 a 300 km) o profundo (de 301 a 650 km).
La mayor parte de los epicentros sísmicos están distribuidos en áreas de grandes trincheras oceánicas y los hipocentros correspondientes yacen sobre planos inclinados que son paralelos a fallas geológicas, cuyas dimensiones alcanzan a ser hasta de 650 km de profundidadd y 4.500 km de longitud. La profundidad focal tiene gran importancia en los efectos que produce el temblor. Los sismos de foco superficial actúan sobre áreas reducidas, pero sus efectos son considerables, pues las ondas sísmicas apenas se atenúan antes de llegar a la superficie. En cambio los de foco profundo afectan a zonas mucho mayores, pero la intensidad, en igualdad de magnitud, es menor, debido a que las ondas sísmicas llegan más debilitadas a la superficie.
Existen tres tipos de fallas: fallas de rumbo o transcurrentes, fallas normales y fallas inversas. Las fallas de rumbo son verticales (o casi verticales) donde los bloques se mueven horizontalmente. Las fallas normales son fracturas inclinadas con bloques que se deslizan en forma vertical principalmente. En este caso los bloques reciben el nombre de techo y piso, siendo el techo el bloque que yace sobre la fractura inclinada. Si el techo de la falla se mueve hacia abajo la falla es de tipo normal. En caso contrario se trata de una falla inversa. Cuando el movimiento de los bloques es una combinación de movimientos horizontales y verticales se trata de una falla oblicua.
En el vídeo siguiente verás algunas escenas de terremotos anteriores al ocurrido el viernes en Japón, las tomas son en América, donde puedes apreciar la dinámica de la destrucción. Más allá de si es real o una recopilación de vídeos muy bien logrado por National Geographic, me parece interesante porque muestra en primer plano, como se van produciendo los daños.
Por último, y porque en el terremoto de Japón ocurrió también un Tsunami veamos qué es. El Tsunami o Maremoto es el nombre que se da a las gigantescas olas producidas por los terremotos que ocurren por debajo o cerca de los océanos. Tienen longitudes de onda de entre 150 y 350 km y viajan a velocidades de alrededor de 800 km / hora. Al aproximarse a las costas la longitud de la onda se reduce rápidamente, mientras que su amplitud empieza a crecer considerablemente, pudiendo alcanzar hasta 30 metros de altura.
He apuntado una apretada síntesis de los conceptos que pueden ayudarte a comprender las explicaciones que dan de lo sucedido y las consecuencias. El siguiente vídeo es una recopilación de fotografías del terremoto del viernes, acompañado de una bella voz nipona para hacer más llevadera su visión.
Como siempre digo, si quieres leer más sobre este tema puedes entrar aquí, donde he recurrido para armar esta entrada.
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