En las entradas anteriores referí a el tiempo, según un artículo del filósofo español Francisco Titos Lomas, que primero aborda el concepto desde una perspectiva diacrónica (a través del tiempo), a fin de exponer las opiniones de los más destacados filósofos, para luego de manera sincrónica (en una determinada época) arribar a algunas conclusiones.
En esta entrada quiero comenzar trayendo algunas de las opiniones allí vertidas, que en mi resonaron de algún modo, porque como fue dicho en Meditar para conocer mi potencial si quieres vivir una vida plena, es imprescindible conocerte, conocer tu potencial, quien eres en verdad, y a la luz de estos conocimientos aprehender lo que de suyo traen.
Según Bergson, el tiempo psicológico es irreversible. Si pudiéramos volver a vivir una situación comprenderíamos que ni nosotros, ni los que nos rodean, somos ya los mismos.
El tiempo no es para nosotros espectador sino que constituye en cierto modo, nuestra propia esencia, la trama misma de nuestro ser.
Cada momento presente es una especie de condensación de la vida anterior, y el yo que en él actúa es producto de la experiencia pasada.
El tiempo verdadero es el puro fluir de nuestra interioridad, desprovisto de toda medida, sentido como algo cualitativo.
Fuera de nosotros sólo hay espacio. En nuestro interior, en cambio, existe la verdadera duración.
A juicio de Bergson se han confundido espacio y tiempo. Si no hubiera un ser consciente que contemplara los hechos del mundo material, no podría decirse que en él existiera tiempo, sino sólo coexistencia y sucesión de realidades de suyo atemporales. Por eso el tiempo es indivisible e inconmensurable.
Si habitualmente medimos el tiempo, es debido a que lo proyectamos sobre el espacio. Un ser ajeno al espacio tendría una noción pura del tiempo, que se puede obtener si no separamos el presente de los estados anteriores, porque la duración pura no yuxtapone estados, sino que los fusiona.
El tiempo es el fundamento de toda la realidad. El fluir, que es la esencia del tiempo, embarga al hombre y a todas las cosas. El fluir, que es vida, cambio, tiempo, aunque nos es íntimamente conocido, resulta, sin embargo, indefinible, porque sólo se puede conceptualizar lo material y el tiempo no es una realidad material. Para captar la duración real hemos de utilizar la intuición en lugar del pensamiento.
El tiempo verdadero es duración de algo que cambia, y ese algo es la conciencia, la vida interior del sujeto psíquico, para quien el tiempo reviste un carácter radical, porque el hombre posee un ser de naturaleza temporal. Es el sujeto psíquico el que introduce la noción de tiempo en el universo material, donde sólo hay sucesión o coexistencia de fenómenos atemporales.
Para Heidegger, la comprensión de lo ya sido determina la comprensión de lo que actualmente somos. El presente, pues, aparece envuelto por la relación entre futuro y pasado. Estas tres dimensiones - pasado, presente, futuro - constituyen la unidad del ser humano y reciben el nombre de temporalidad.
El hombre no se limita a estar en el tiempo, sino que éste constituye su propia esencia. El tiempo es la textura más profunda de la existencia humana, que se patentiza como preocupación, y la preocupación cobra sentido en el tiempo.
Ortega y Gasset también dice que la temporalidad es la esencia de la vida humana. El hombre esta sujeto al tiempo, su vida transcurre en el tiempo, esta sometido a un continuo ser y dejar de ser, impulsado por el pasado va proyectando y avanzando hacia el futuro.
No sólo es lo que realmente es, lo que ha sido, sino también lo que ha de ser. El hombre no tiene naturaleza, sino que tiene historia.
El pasado es ahora real porque lo revivo, y cuando encuentro en mi pasado los medios para realizar mi futuro es, cuando descubro mi presente. Y todo esto acontece en un instante, en cada instante la vida se dilata en las tres dimensiones del tiempo real interior.
Ahora, con este conocimiento, volvamos a Realidad - Por qué meditar, allí referí a los Esquemas Mentales, que muchas veces bloquean la posibilidad de innovar, de explorar nuestra forma de relacionarnos, porque estos Esquemas Mentales no son más que modos, muchas veces anacrónicos, de ver y comprender el mundo en el presente.
Si entendemos que el tiempo verdadero es el puro fluir de nuestra interioridad, desprovisto de toda medida, sentido como algo cualitativo, al conectarnos con nuestro propio ser, sin juicio de valor, aceptándonos con nuestras luces y sombras, podremos vivenciar cada instante más plenamente, atesorando cada uno de ellos como únicos e irrepetibles.
Otra aspecto para mi a puntualizar es cuando Heidegger dice: el tiempo es la textura más profunda de la existencia humana, que se patentiza como preocupación y la preocupación cobra sentido en el tiempo. Si me pongo a pensar en mi propia vida, mis preocupaciones giran en torno al tiempo, (terminaré el trabajo a tiempo, perderé a mis afectos, etcétera), entonces surge algo elemental: en lugar de pre-ocuparnos tenemos que "ocuparnos", así, seguramente, los días se volverán más plenos.
Otro aspecto que surge como obvio es que si, no sólo somos lo que realmente somos, lo que hemos sido, sino también lo que hemos de ser, cave preguntarse ¿ cómo cambiar este que soy ?, si ya no me sirve, si ya no me permite avanzar hacia mis anhelos. ¿ Cómo proyectarme al futuro con mi pasado si no estoy logrando lo que busco ?.
Según lo entiendo, ensayando modos nuevos e inéditos de ser en el mundo. Escuchaba no hace mucho "La suerte favorece a los audaces", y que es audacia sino atreverse, osar transgredir los propios límites, muchas veces auto impuestos.
Sólo conociéndome, conociendo mi potencial, quien soy de verdad podré avanzar hacia un modo diferente de ser. Se dijo un ser ajeno al espacio tendría una noción pura del tiempo, que se puede obtener si no separamos el presente de los estados anteriores, porque la duración pura no yuxtapone estados, sino que los fusiona.
Yuxtaponer es poner una cosa junto a la otra, mientras que fusionar es reducir a una sola, dos o más cosas, entonces lo que dice Bergson es que el presente, el pasado y el futuro se fusionarían en el presente si se prescinde del espacio.
Según se dijo en Realidad - Por qué meditar la meditación es el espacio de simplemente ser, sólo experimentando, sin interferencias del cuerpo o de la mente. Con la meditación descubres tu estado inherente de silencio.
Al centrar nuestra atención en algo, como puede ser el tomar contacto solamente con nuestra respiración, prescindimos de nuestro cuerpo y de nuestra mente, entonces nos conectamos con nuestro ser, con nuestro auténtico ser.
Cuando aprendemos a crear ese espacio interior de silencio y contemplación, que se alcanza con la práctica periódica y sistemática, nuestra interioridad se expande, nos volvemos más sutiles y competentes para atravesar los imponderables que surgen en el devenir.
Repito lo dicho al terminar una entrada anterior, si adquieres el hábito de Meditar, al principio no notarás cambios, con los días descubrirás que calmas a tu narrador crónico, y con el tiempo, si haces una práctica periódica y sistemática, accedes a ese espacio interior sabio que puede darte las respuestas que buscas.
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