Cuando referí a los fenómenos paranormales, parafraseando al psiquiatra Gabriel Rubio decía, al terminar la entrada El Cerebro - Fenómenos paranormales 2 / 2, "la interpretación que cada uno le de a éstos fenómenos, forma parte de nuestro esquema cognitivo particular. Aquello que cada uno ha decidido, o le han enseñado a creer", todos los neurocientíficos coinciden en que no vemos la realidad tal como es, sino que interpretamos los estímulos que llegan a nosotro.
El neurocientífico Rodolfo Llinás Riascos, de origen colombiano y considerado como uno de los padres de las nuerociencias, se ubica en la cima de la investigación científica en el mundo. Partió del estudio microscópico del funcionamiento unicelular de las nueronas hasta convertirse en fundador y pionero en la neurociencia. Cuarenta años estudiando el cerebro humano y el funcionamiento de las neuronas, le han valido cinco doctorados Honoris Causa, así como un sinmúmero de premios y reconocimientos.
Dice Llinás, "El mundo es una gran simulación, rodeadas de estímulos sensoriales, lo que nuestras mentes interpretan como real no es más que una hábil reconstrucción de nuestras neuronas,máquinas de soñar que construyen modelos virtuales del mundo real ".
El cerebro es el órgano vital más importante que tenemos los seres vivos, ya que registra toda la existencia. Retiene, recuerda y asocia, nos dice qué hacer y cómo, nos da la capacidad de soñar, es nuestra conciencia, determina quiénes somos y en qué nos convertiremos, nos guía si estamos en peligro o cuando experimentamos alguna sensación agradable, reconocemos el mundo exterior a través suyo y efectuamos todas nuestras acciones de acuerdo con sus órdenes.
La comunicación neuronal es la encargada de construir nuestra vida, lo que es demostrable hoy en día por medio de aparatos con altísimos niveles tecnológicos como el electroencefalógrafo, el cual es capaz de medir y registrar la actividad y funciones del cerebro "
Llinás ha llegado a la conclusión de que el cerebro es un sistema cerrado y autónomo, capaz de trabajar al margen de los cinco sentidos. «Lo que hay afuera no es necesaria y únicamente lo que los seres humanos vemos». «En realidad, afuera hay todo un cáos lleno de cosas que nuestro cerebro no percibe porque no tiene necesidad de hacerlo para sobrevivir: ondas sonoras, electromagnéticas, átomos, partículas de aire, etc.»
Resulta interesante la visión que del cerebro tiene Llinás, voy a transcribir a continuación algunas partes, de un extenso reportaje que le hiciera Ángela Sánchez para la revista número, con motivo de la publicación de su libro: "El cerebro y el mito del yo" y que te invito a leer aquí. Entre otras cosas dice:
... el cerebro enfrenta al mundo externo, no como una máquina adormilada que se despierta sólo mediante estímulos sensoriales, sino por el contrario como un sistema cerrado, autorreferencial (parecido al corazón), en continua actividad, dispuesto a interiorizar e incorporar en su más profunda actividad, imágenes del mundo externo, aunque siempre en el contexto de su propia existencia y de su propia actividad eléctrica intrínseca.
Para funcionar, el sistema no depende tanto de los sentidos como creíamos, como lo prueba el hecho de que podemos ver, oír, sentir o pensar cuando soñamos dormidos o cuando fantaseamos despiertos, en ausencia de estímulos sensoriales.
Tampoco creo que el sistema nervioso sea una tabla rasa en el momento del nacimiento. Años de evolución hacen que cada bebé nazca con un cerebro hasta cierto punto organizado, con un «a priori neurológico» que le permite ver, sentir u oír sin necesidad de aprender a hacerlo, la estructura básica nace con nosotros.
La historia evolutiva demostró que únicamente los animales capaces de moverse necesitan cerebro (por eso las plantas, quietas y arraigadas, aunque tan vivas como nosotros, no lo necesitan). Y que, en principio, la función principal de éste es la capacidad de predecir los resultados de sus movimientos con base en los sentidos.
El movimiento inteligente se requiere para sobrevivir, procurarse alimento, refugio y evitar convertirse en el alimento de otros, pero como sería imposible sobrevivir si predijéramos con la cabeza y con la cola al mismo tiempo, se necesita centralizar la predicción en el cerebro. A esa centralización de la predicción la conocemos como el «sí mismo» de cada uno de nosotros.
Cada cerebro animal, incluido el humano, aprendió evolutivamente a discriminar de ese caos externo, sólo aquello que requiere para sobrevivir, ... se establece un diálogo entre nuestro mundo interno y el mundo externo, por medio de los sentidos, que nos permite elaborar representaciones virtuales, de los fragmentos del mundo real que necesitamos para sobrevivir. Pero no tenemos la visión íntegra de todo lo que hay allá afuera.
Lo que pasa es que a través de unos quinientos o setecientos años de evolución, los humanos nos hemos puesto de acuerdo en una especie de «alucinación colectiva estándar» y vemos más o menos lo mismo. Eso es lo que nos permite ser una sociedad con referentes universales.
Más adelante dice: El núcleo de mi tesis radica en el concepto de oscilación neuronal, como la de las cuerdas de una guitarra o de un piano cuando las pulsamos. Las neuronas tienen una actividad oscilatoria y eléctrica intrínseca, es decir, connatural a ellas, y generan una especie de danzas o frecuencias oscilatorias que llamaremos «estado funcional.
Por ejemplo, los pensamientos, las emociones, la conciencia de sí mismos o el «yo» son estados funcionales del cerebro. Como cigarras que suenan al unísono, varios grupos de neuronas, incluso distantes unas de otras, oscilan o danzan simultáneamente, creando una especie de resonancia. La simultaneidad de la actividad neuronal (es decir, la sincronía entre esta danza de grupos de neuronas) es la raíz neurobiológica de la cognición, o sea, de nuestra capacidad de conocer.
Lo que llamamos «yo» o autoconciencia es una de tantas danzas neuronales o estados funcionales del cerebro. Aunque el estado funcional que denominamos «mente» es modulado por los sentidos, también es generado, de manera especial, por esas oscilaciones neuronales. Por tal razón podríamos decir que la realidad no sólo está «allá afuera», sino que vivimos en una especie de realidad virtual.
Es decir, que no es tan distinto estar despierto que estar dormido ...El cerebro utiliza los sentidos para apropiarse de la riqueza del mundo, pero no se limita a ellos. Es básicamente un sistema cerrado, en continua actividad, como el corazón. Tiene la ventaja de no depender tanto de los cinco sentidos como creíamos. Por eso, cuando soñamos dormidos o fantaseamos, podemos ver, oír o sentir, sin usar los sentidos, y por eso el estado de vigilia, ese sí guiado por los sentidos, es otra forma de «soñar despiertos».
El cerebro es una entidad muy diferente de las del resto del universo. Es una forma distinta de expresar «todo». La actividad cerebral es una metáfora para todo lo demás. Tranquilizante o no, el hecho es que somos básicamente máquinas de soñar que construyen modelos virtuales del mundo real.
Estamos hablando de que todos estos prodigios de la mente se generan en tan sólo un kilo y medio de masa cerebral, con un tenue poder de consumo de catorce vatios. De manera que, para mantenerla en forma, se requieren buena nutrición, buena oxigenación y protegerse de golpes.
Sin embargo, lo más importante es usar el cerebro, cosa que muchas personas no parecen tener tan claro. El problema es que la inteligencia es limitada pero la estupidez es infinita. Por eso es tan urgente promover una buena educación, que enseñe a pensar claramente a través de conceptos y no de mera memorización de datos. Hay que entender la diferencia entre saber (conocer las partes) y entender (ponerlas en contexto).
y concluye la entrevista diciendo: Mi propuesta es que la ciencia sea análisis y síntesis, que la neurociencia se aventure a cuatro órdenes de magnitud y no sólo se quede en lo microscópico, y que así podamos no sólo saber sobre el cerebro, sino entenderlo, porque mientras más comprendamos la portentosa naturaleza de la mente, el respeto y la admiración por nuestros congéneres se verán notablemente enriquecidos.
Quiero volver con lo dicho al comienzo, no percibimos la realidad, lo que llamamos realidad es una interpretación de los estímulos que nos llegan. Ahora, por lo dicho, agregaría, una realidad virtual.
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