domingo, 12 de diciembre de 2010

El entorno puede ayudar a desarrollarnos

Historia de vida extraordinaria, decía en la entrada anterior cuando refería la de Jessica Cox, joven sin brazos que alcanzó más de lo que pudo imaginar. Decía allí que los límites para lo que queremos alcanzar sólo existe en nuestra cabeza, en nuestros pensamientos.

Cuando somos capaces de imaginar algo para nosotros, si trabajamos con entusiasmo, si dedicamos tiempo y le ponemos pasión ... nada impide alcanzarlo, ... y a veces el resultado puede ser exquisito y conmovedor, para nosotros mismos y para los demás.

Las palabras nunca alcanzan para describir belleza, admiración, ... mira el siguiente vídeo y dime si puedo con palabras describir los sentimientos que movilizan esta pareja de baile. A ella le falta un brazo, a él una pierna, y sin embargo que exquisita danza han dejado aquí.


Oí alguna vez algo así - cuando estés indeciso ante un nuevo desafío que te plantea la vida, tirate desde lo alto de tu ignorancia y veras cómo mientras caes despliegas tus alas - si pretendemos tener todas las respuestas nunca iremos a ninguna parte, las respuestas se encuentran andando y además, descubrimos quienes somos mientras lo hacemos.

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