He mostrado en entradas anteriores que el Ahora es la única realidad, todo lo demás es memoria o imaginación. Todo lo que existe, existe en el Ahora, y el Ahora abrió el tema del tiempo. El tiempo verdadero es duración de algo que cambia, y ese algo que cambia es la conciencia. El pasado es aquello que recordamos, el futuro aquello que esperamos, el presente aquello a lo que prestamos atención.
Desde una perspectiva filosófica, mostre que para Bergson el tiempo es el fundamento de toda la realidad. El fluir, que es la esencia del tiempo, embarga al hombre y a todas las cosas. Heidegger descubre al hombre como un ser incompleto e inacabado, que tiene que hacer y proyectar su propia vida, autotrascendiéndose y anticipándose a lo que va ser, porque el futuro, como posibilidad de existir, constituye una dimensión de su ser.
Ortega y Gasset señala la temporalidad como raíz misma de la vida. El hombre esta sujeto al tiempo, su vida transcurre en el tiempo, está sometido a un continuo ser y dejar de ser, impulsado por el pasado va proyectando y avanzando hacia el futuro.
El tiempo constituye una dimensión fundamental de la vida humana, ya que sin él seríamos incapaces de entender nuestra vida, porque somos seres limitados en el tiempo y porque éste va marcando nuestro propio devenir y el de la humanidad.
El tiempo verdadero es el puro fluir de nuestra interioridad, desprovisto de toda medida, sentido como algo cualitativo, y si observamos esa interioridad sin juicio de valor, lo que implica acallar nuestros pensamientos, estaremos en el aquí y ahora ciento por ciento.
Para lograr una vida plena se hace necesario entonces, lograr estar la mayor parte del tiempo en el aquí y ahora, porque ese fluctuar entre el pasado y el futuro, muchas veces nos carga de emociones tóxicas.
De las varias emociones, en esta entrada referiré a los miedos. Todos sentimos miedo en nuestra vida. Éste es el miedo equilibrante, esta asociado a la prudencia, nos permite reconocer aquellas situaciones que pondrían en peligro nuestra propia integridad. Sin embargo, si el miedo equilibrante se alarga en el tiempo y sin justificación aparente, entonces se convierte en un miedo tóxico, puede dañar nuestra salud y bienestar.
El miedo es una emoción que reconocemos a través de una serie de cambios fisiológicos relacionados con el sistema nervioso autónomo y el endócrino (sistema de glándulas de secreción interna), que básicamente nos protege de estímulos peligrosos, pero que por nuestra forma de vida, sacamos de contexto el carácter innato del miedo y lo versionamos en estados similares sin esa función protectora.
El miedo es una emoción con la que nacemos, pero que se puede ir modulando a través de la propia educación, el entorno, la cultura, etcétera.
Los griegos lo explicaban muy bien a través de la mitología: Venus, diosa del amor, mantuvo un romance con Marte, dios de la guerra. De él nacieron cinco hijos: Cupido (dios del amor erótico), Anteros (dios del amor correspondido), Cocordia (diosa del equilibrio y la belleza), Fobos (la fobia) y Deimos (el miedo). Como vemos, el miedo por tanto procede de la unión del amor y la guerra.
Y esto quiere decir que, en la medida en que nosotros queramos o amemos algo, temeremos perderlo.
En un mundo que cambia a una velocidad vertiginosa, lo que vale es el talento, la innovación y la creatividad, y ninguna de ellas se puede desarrollar cuando existe el miedo.
Cuando nos encontramos ante una situación de miedo nuestro cuerpo sufre una serie de cambios: el corazón palpita con más velocidad para enviar sangre a las extremidades y al cerebro, las pupilas se dilatan, y se producen tres hormonas: la adrenalina, la noradrenalina y los corticoides, también llamados hormonas del miedo. Los corticoides ( variedad de hormonas del grupo de los esteroides - producida en la corteza de la glándula suprarrenales - y sus derivados) impiden que se produzca la conexión entre nuestras neuronas, la sinapsis, que como sabemos es la base de la creatividad.
Por tanto, es biológicamente imposible que una persona sea capaz de desarrollar todo su potencial cuando vive en una situación constante de miedo. Se paraliza.
Segun explicó Gustavo Bustamante, doctor en Psicología y representante de la Fundación Fobia Club, en infobae.com, el miedo es una emoción normal que todos los animales superiores tenemos y que cumple una función muy importante, porque detecta peligros y nos genera alertas de situaciones de riegos. Miedo hay que tener, el problema es cuando es desmedido y desproporcionado”.
El miedo y la fobia son conceptos diferentes que tienden a confundirse. Mientras el miedo es un sentimiento normal que se presenta ante un peligro inminente, las fobias, uno de los más frecuentes trastornos de ansiedad, es un temor irracional y exagerado ante objetos, animales o situaciones cuya peligrosidad no justifica esa reacción.
El primer consejo, para una persona sofocada por sus miedos, es intentar afrontarlos. “Es bueno que alguien cercano le diga que lo intente, que se fije varias veces si puede hacerlo o resolverlo”, y sólo en el caso que no pueda hacerlo, buscar ayuda externa
Lo primero que hay que lograr es quitar la respuesta de ansiedad patológica, luego ayudarla a detectar y corregir los pensamientos que están distorsionados o son disfuncionales y, por último, estimular para que poco a poco haga un hábito a eso que le tenía miedo”,
Una vez que se vencen las fobias o los temores excesivos, es hora de disfrutar. “Es normal que las personas, al superarse, se sientan muy seguros, entonces se divierten y aprenden a disfrutar la situación. Así como el miedo se aprende, también hay que aprender a manejar la ansiedad, para que ella no nos maneje a nosotros, principalmente las personas muy sensibles”.
Así como hay miedos innatos, también muchos son aprendidos. Los miedos innantos son miedos que han evolucionado a lo largo del tiempo y forman parte de nuestro repertorio de supervivencia.
Los miedos innatos no están activos al nacer, pero tienen la tendencia a accionarse rápidamente bajo determinadas circunstancias. Los miedos más comunes de éste tipo son los miedos a las arañas, serpientes, alturas y lugares cerrados, y se presentan en todas las culturas.
Los miedos aprendidos se generan debido a determinadas experiencias particulares que experimenta una persona, y que le generan un miedo a un estímulo determinado, como puede ser el miedo a manejar un auto, el cual se adquirió después de un accidente automovilístico.
Todos los animales aprenden a tener miedo de aquello, en el medio, que les causa dolor o sufrimiento. Los seres humanos hemos aprendido no sólo a tener miedo de aquello que nos puede causar dolor físico, sino también de aquello que nos causa dolor emocional como humillación, culpa, desesperanza, arrepentimiento, etc.
En realidad es un mecanismo muy útil, ya que sin el miedo, no tendríamos cautela ante situaciones como acercarnos a una serpiente venenosa, cruzar la calle sin fijarnos si vienen coches o tirarnos de un avión sin paracaídas, por nombrar unos ejemplos, y seguramente el resultado de esto sería un daño muy grave o la muerte misma. De manera que el miedo es un mecanismo de extrema utilidad que funciona sin que nos demos cuenta, monitoreando todo lo que percibimos y reaccionando ante cualquier sospecha de un peligro.
Se puede apreciar que el miedo es una emoción muy compleja pero indispensable para la supervivencia. Es una especie de guardián que siempre está alerta mientras nosotros realizamos todo tipo de actividades, y que cuando percibe una amenaza, no solamente nos lo hace saber, sino que prepara automáticamente a todo el organismo para que pueda dar la mejor respuesta posible y así incrementar las posibilidades de superar la amenaza.
Los seres humanos, podemos decir, citando a Sue Breton (1995), "que abusamos del miedo, pues hay comportamientos cuyas reacciones fisiológicas son muy parecidas, que están muy lejos de cumplir con la función de protección".
Breton diferencia entre, miedo, ansiedad, estrés y preocupación.
- miedo: reacción de supervivencia del cuerpo ante una amenaza inmediata
- ansiedad: reacción del organismo, a nivel cuerpo y mente, ante una amenaza, menos inmediata a la que la persona puede poner fin.
- estrés: reacción continuada del organismo, ante una amenaza que sigue sin resolverse.
- preocupación: igual a la ansiedad, pero el organismo no ejerce ninguna influencia, sobre ello.
Siguiendo la idea de Zaldívar Perez (2003), frente a una situación novedosa y provocadora de miedo, lo más adecuado es tener la sensación de control, para ello puede ser interesante disminuir nuestra vulnerabilidad y aumentar nuestra resistencia, situación que llevamos a cabo a través del manejo de nuestros pensamientos (actitudes, distorsiones, exageraciones, creencias...) y sentimientos, así como el análisis de la situación externa a nosotros y la posibilidad de ejercer control para modificarla o ajustes internos para aceptarla y manejarnos en ello.
Las cinco verdades sobre el miedo, según Susan Jeffers (1987) son:
° El miedo nunca desaparecerá mientras, siga creciendo.
° La única manera de liberarse del miedo a hacer algo es hacerlo.
° La única manera de sentirme mejor es... enfrentarlo.
° No soy único sintiendo miedo en terreno poco familiar, les pasa igual a todos los demás.
° Vencer el miedo asusta menos que convivir con un miedo subyacente que proviene de la impotencia.
Todos hemos sentido ansiedad alguna vez en nuestras vidas. Es una reacción normal ante ciertas circunstancias que pueden representar un peligro para nosotros, y nuestro sistema de supervivencia está tratando de protegernos.
Hay muchos ejemplos cotidianos en donde es muy natural e incluso útil sentir ansiedad. Sin embargo, también hay muchas ocasiones en que una persona siente una ansiedad demasiado intensa, que en lugar de ayudarle a sobrevivir le está afectando e impidiendo funcionar en su vida correctamente. En estos casos estamos hablando ya de un trastorno de ansiedad.
Las ansiedades surgen por los pensamiento, recuerdos de experiencias pasadas unido a fantasías futuras las desencadenan. Al estar en el aquí y ahora nos conectamos con quien somos ahora. Al estar presentes la mayor parte del tiempo, quitamos fuerza a nuestros pensamientos, creamos un espacio "vacío", para que nuestro cerebro descanse y pueda crear nuevas opciones o soluciones, para enfrentar nuestros problemas.
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