viernes, 14 de octubre de 2011

El Cerebro - Otro aporte

En varias entradas anteriores mostre aspectos del cerebro, tan poco se sabe de él, cómo se relaciona con la mente, la imaginación, .... cómo se diferencian. Recuerdo lo que dice Rodolfo Llinás Riascos - lo que nuestra mente interpreta como real no es más que una hábil reconstrucción de nuestras neuronas, máquinas de soñar que construyen modelos virtuales del mundo real - mostré también que nuestros sentidos suelen confundirlo.

Mostré como los fenómenos paranormales logran engañarlo por unos segundos, creyendo ver lo que no es, pero no son sólo los fenómenos paranormales, también fenómenos comunes y corriente lo despistan.

A veces, nuestro cerebro puede ser engañado, nuestro sistema visual puede llevarnos a creer en cosas erróneas, veamos por ejemplo: Una noche de Luna llena, cuando la Luna esta a poca altura sobre el horizonte, parece de un tamaño mucho mayor del que parece tener cuando está sobre nuestras cabezas.

Si alguien esta ubicado de modo tal que la Luna esta sobre su cabeza, la verá de un tamaño más pequeña. Es bastante probable que haya personas simultaneamente, donde ven la Luna cerca del horizonte y donde la ubican sobre sus cabezas, pero entonces la Luna no puede estar a la vez cerca y lejos de la Tierra, ¿ que esta sucediendo ?

Lo que sucede es que nuestros cerebros son incapaces de interpretar de forma correcta las señales que provienen de nuestros ojos. Cuando la Luna está cerca del horizonte y miramos hacia ella, en nuestro campo visual además de la propia Luna, tenemos; montañas, edificios, árboles, etcétera.

Nuestro cerebro no es capaz de discernir que la Luna y el resto de los objetos están a distintas distancias. De hecho, el cerebro computa que la Luna está a la misma distancia que nuestro horizonte, el cual, por cuestión de perspectiva, nos parece más lejano que el cenit, es decir, el punto que está sobre nuestras cabezas.

Si a esto añadimos que el diámetro de la Luna es el mismo en ambos casos, obtenemos que nuestro cerebro interpreta que la Luna sobre el horizonte es mucho más grande que la Luna en el cenit.

La siguiente experiencia es también cotidiana y seguramente la has experimentado. Prueba a girar sobre ti mismo, más o menos rápido. Cuando dejas de girar tienes esa sensación de mareo y curiosamente uno ve como la pared que tiene enfrente gira en sentido contrario a como la veía cuando estaba girando.


Esto se debe a que el cerebro, a través de los ojos, percibe que la pared está quieta, en cambio el liquido de los canales semicirculares de los oídos sigue moviéndose por la inercia.

Así pues, el cerebro recibe dos informaciones contradictorias. Por un lado, los oídos le dicen que sigue girando y por otro, que ha dejado de hacerlo. Lo que hace el cerebro para interpretar esta discrepancia es construir una imagen que gira en sentido contrario a como la hacía antes.

¿Por qué? Porque por un lado, nuestros sentidos le comunican que todavía está girando y por otro, le dicen que la pared está quieta. Lo que interpreta es que está girando en sentido contrario al anterior y construye la imagen en consecuencia a ello.

Como se ve, no es necesario recurrir a magos o ilusionistas para confundir a nuestro cerebro, como también dice Llinás - El cerebro utiliza los sentidos para apropiarse de la riqueza del mundo, pero no se limita a ellos. Es básicamente un sistema cerrado, en continua actividad, como el corazón.

Se puede comprender mejor ahora cuando continuaba diciendo: Tiene la ventaja de no depender tanto de los cinco sentidos como creíamos. Por eso, cuando soñamos dormidos o fantaseamos, podemos ver, oír o sentir, sin usar los sentidos, y por eso el estado de vigilia, ese sí guiado por los sentidos, es otra forma de «soñar despiertos».

El cerebro es una entidad muy diferente de las del resto del universo. Es una forma distinta de expresar «todo». La actividad cerebral es una metáfora para todo lo demás.

Tranquilizante o no, el hecho es que somos básicamente máquinas de soñar
que construyen modelos virtuales del mundo real.

Con la voz musicalizada de relevantes neurocientíficos se realizó Ode to the brain (Oda al cerebro), quizás una de las mejores formas de presentarlo. Es un vídeo en el que consiguen transmitir el misterio y la belleza de este órgano, sorprendentemente pequeño para la información que acumula y las posibilidades que ofrece.

Se intenta comprender cómo esa masa gelatinosa y arrugada, abarcable con una sola mano, es capaz de los más elevados pensamientos y complejas teorías. Saber que todo lo que nos rodea llega a nuestro cerebro en forma de energía y que nuestros miles de neuronas, ese “telar encantado”, nos hacen conscientes de la realidad y de nosotros mismos.

Y cómo nos permite llegar a ver más allá de la realidad tangible, construyendo nuevos caminos, nuevas historias, ofreciéndonos la posibilidad de elegir quién somos y qué hacemos.




Para conformar esta entrada recurrí a Nueva Gandía que puedes ver aquí y para más datos sobre el vídeo en este sitio.



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