jueves, 25 de noviembre de 2010

Las ciencias - Un camino

En las últimas entradas he recorrido, muy sucintamente, el camino que siguieron los científicos en el campo de la física, las matemáticas, ... y en todas puede apreciarse cómo cada uno se apasionó con alguna parte del conocimiento, lo estudió, se preguntó, experimentó, innovó y cada uno fue haciendo aportes al saber universal. A veces sólo fueron aproximaciones, con errores inclusive, en otras ocasiones hicieron aportes que lo cambió todo sustancialmente, y desde una perspectiva más general, se puede inferir que así es en casi todos los aspectos de la vida.

Desde aquello que llama nuestra atención, quizás desde muy pequeños, se perfila un camino de elecciones, aprendemos primero jugando a descifrar este o aquel objeto, por alguna razón distraemos horas por el placer de apropiarnos de ese saber, por adquirir esa habilidad, esa destreza, y así vamos desarrollando herramientas y estrategias que nos preparan, para enfrentar nuevos desafíos, para atravesar nuevas "aventuras" que nos propone el diario vivir.

Según entiendo, la vida es como un camino en espiral, a veces creemos que caminamos en círculos concéntricos alrededor de las mismas cosas, sobre todo de aquellas que no podemos entender, (una pérdida, el abandono, el fracaso, ... ) pero con el tiempo uno aprende que con cada vuelta a las cosas, nos elevamos un poquito, hay una sinrazón que a veces nos paraliza ante determinados hechos o circunstancia de nuestra vida, tenemos la sensación de inmovilidad, y sin embargo, lo cierto es que avanzamos a pesar de nosotros mismos.


Día con día vamos entendiendo, aunque sea un aspecto de lo que nos sucedió o sucede, vamos asumiendo cosas propias que nos vuelven más humanos, entendemos que somos falibles, que a veces erramos la apreciación, que no actuamos siempre bien, nos arrebatamos, nos enojamos, ... y poco a poco aprendemos a apreciarnos, a aceptarnos. Entendemos que somos sujetos de aprendizaje continuo, desarrollamos la empatía, eso de ponerse en los zapatos del otro, que conforme la ejercitamos desarrollamos el sentido de la compasión, la tolerancia, ... comenzamos a apreciar los silencios en el encuentro, a veces sólo cuenta estar, contener con la presencia, hay situaciones en que sólo podemos estar con el otro, sin más.

Ciertos tramos de ese camino en espiral están bien iluminados, tenemos una claridad meridiana sobre determinadas cuestiones, sin embargo, otros están en la oscuridad total, caminamos a tientas, a veces sentimos que aparecen fantasmas, ( recuerdos dolorosos, miedos sin razón), uno se siente vulnerable ... alguien me dijo alguna vez - no temas, si aparece algún fantasma, párate, míralo de frente, si después de un momento sigue estando allí, hazle BHUUU ... verás que saldrá corriendo, porque los fantasmas no soportan el sentido del humor - y es así para mí, cuando las cosas se ponen algo confusa la condimento con una buena dosis de humor, y al tiempo que sobrellevo el momento me creo un espacio interno de entendimiento, de forma relajada y divertida.

Si aprendemos a reírnos de nosotros mismos aligeramos la carga, sin embargo, a veces las cosas se ponen difíciles, es entonces como dice Isabel Allende, que necesitamos detenernos, acomodar la carga para luego poder seguir.

Aprendemos andando que los triunfos, los fracasos, ... son etiquetas que solemos poner a etapas de nuestra vida, o la de otros, ... Aprendemos andando que son sólo rótulos, que lo realmente valioso es atravesar esas etapas con cierta dignidad, conocernos o reconocernos, en cada una de ellas ...

No hay comentarios: